Numerosos países siguen debatiendo si aplicar pruebas masivas del Covid-19 a gran parte la población o solo a los sospechosos de tener el virus, mientras países como Corea del Sur aplicaron ese modelo y ya se libraron de una emergencia sanitaria y recuperan su normal actividad.
Por Antonio Valdez
La preocupación de muchos expertos, incluso de la OMS, está en que la mayoría de los países siguen aplicando el test a los pacientes más graves. Además de hacer poco creíble la estadística, esto incentiva la posibilidad de que muchas personas con síntomas más leves sigan sus actividades sin saber que propagan el virus.
Parte de la lógica de los test masivos está en el tiempo de manifestación de síntomas. Se habla de hasta 14 días para empezar a sentir los mismos, por lo que la probabilidad de estar infectado y contagiar a otras personas sin saberlo antes de hacerse una prueba es muy alta.
Imaginen a la alcaldesa de Guayaquil. ¿Cuánta actividad tuvo 14 días antes de sentir síntomas y finalmente saber que está infectada? ¿A cuánta gente saludó? ¿Cuántos sitios visitó y cuántas horas habló en público sin mascarilla? ¿Con cuántos funcionarios se reunió?
En el gráfico la comparación entre Italia y Corea del Sur. Fuente Carlos Ganoza Durán
El banco de inversión Jefferies, de la mano de sus expertos sanitarios, alertó hace una semana de que «la relación entre los contagios y la mortalidad hace fácil augurar que hay muchos casos que no han sido diagnosticados». La detección tardía es un componente importante de la fórmula del desastre.
Modelo asiático
Corea del Sur, Singapur y Hong Kong han logrado contener el Covid-19 con pruebas masivas, además de otras medidas. En estos territorios se implementó el test a discreción para detectar y luego aumentar los controles sobre los focos de contagio. Enfocaron la atención en esos lugares con una gestión más efectiva según los recursos disponibles.
El caso de Corea del Sur es remarcable: con 51,6 millones de habitantes se registraron 84 muertes. Singapur registra cero víctimas mortales en un universo de 5,6 millones, mientras que Hong Kong contó cuatro muertes en 7,4 millones de habitantes, todos compartiendo el mismo continente con China.
La profesora de epidemiología de la Universidad de Temple (EEUU), Krys Johnson, piensa que aplicar más pruebas es clave en el éxito sanitario, tomando en cuenta que «Corea del Sur ha estado probando a unas 10.000 personas por día, lo que significa que evalúa a más personas en dos días que los que ha probado EE.UU. en más de un mes».
La propia OMS ha determinado que la detección temprana es fundamental para detener la crisis sanitaria. El director de la organización, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha confirmado que aplicar el test a cualquier persona con síntomas sería la «columna vertebral para detener la propagación» de la pandemia.
En este contexto Corea del Sur es el modelo a seguir. Según Jefferies, ese país “ha enseñado que una detección agresiva y masiva puede convertir un crecimiento exponencial en desaceleración”.
El modelo ecuatoriano
Ecuador sigue, más o menos, los protocolos de países como España. Y si es por falta de recursos o no, es igual de preocupante teniendo en cuenta que los obstáculos en la detección de infectados detonó la epidemia en China e Italia. En el Ecuador si alguien siente síntomas después de 14 días, como en todas partes de mundo, se debe llamar a un número telefónico para hablar con un doctor, quien en el mejor de los casos actuará con rapidez y activará el procedimiento para hacer la prueba y esperar 48 horas para conocer los resultados e iniciar el tratamiento aislado.
Sin embargo, aún queriendo aplicar pruebas masivas, se requiere de un sistema de salud preparado para ello. España, que hoy vive una situación de verdadera alarma, «es muy consciente de que una de las medidas de protección es el diagnóstico precoz”, según Fernando Simón, director del Centro de Emergencias y Alertas de Sanidad. No obstante, Simón admitió que el séptimo mejor sistema de salud público del mundo, de acuerdo la OMS, “no tiene todavía la logística ni la infraestructura necesaria para practicar estas pruebas de forma masiva”.
El modelo que se aplica en Ecuador, comparado con el asiático, está incompleto: el confinamiento, la promoción de medidas de higiene, el distanciamiento social, no tendrán el mismo efecto si no se aplican cada vez más pruebas.
Es un alivio que en el país haya ciudadanos que conocen de esta necesidad, como es el caso del presidente de la Federación Médica Ecuatoriana, Ernesto Carrasco, quien insistía en la urgencia de hacer más pruebas, pruebas rápidas con el 99 % de confiabilidad que están usando Alemania, China y EEUU a un costo de USD 10. No obstante, por otro lado es preocupante que también existan, según él, funcionarios de instituciones públicas de salud que se están oponiendo a la adquisición de estas pruebas, además de que el Gobierno Nacional no lo ha mencionado como una opción de política sanitaria a tener en cuenta.