El movimiento indígena de Ecuador pidió este sábado al Gobierno que cree un “Fondo de emergencia sanitaria” para, entre otras cosas, encarar los coletazos que ha provocado el coronavirus en la economía campesina y su repercusión en los mercados de alimentos de las ciudades.
El dirigente indígena Leonidas Iza explicó que este fondo permitiría que el Estado compre directamente a los campesinos y “traslade de manera gratuita” la producción de vegetales a los pequeños distribuidores de alimentos en las ciudades, muchos de ellos indígenas que “viven del día a día”, para garantizar que la cadena de suministro no sufra un encarecimiento de los precios.
Según Iza, el principal problema de la distribución de alimentos en las ciudades -más aún en circunstancias de autoaislamiento obligatorio masivo de la población, decretado para evitar la expansión del contagio del COVID-19- es la especulación de los precios que hacen los intermediarios de las cadenas de venta al público.
Por ello, insistió en que en este tiempo de crisis es necesario que el Estado garantice una canal más directo de comercialización.
Iza, un alto dirigente del movimiento indígena de Cotopaxi, filial de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), la organización social más importante del país, aseguró que dicho fondo podría financiarse con un monto no superior a los 150 millones de dólares y, además, podría ayudar a los trabajadores autónomos de las grandes ciudades.
“Las ciudades dependen mucho del abastecimiento de los productos del campo” y, por esto, se debe garantizar una política pública para ayudar al sector campesino y a los trabajadores autónomos que, habitualmente, se dedican a la venta de productos agrícolas en las ciudades, reiteró.
El Gobierno de Ecuador informó el viernes que se han reportado siete muertes por coronavirus en el país y que hay más de 420 pacientes que han dado positivo por COVID-19.
Iza explicó que los campesinos han acatado la norma de autoaislamiento para evitar el contagio del coronavirus, pero señaló que al estar en el campo no han descuidado sus labores agrícolas para abastecer a los grandes centros poblados.
“Las comunidades indígenas y campesinas no tenemos cubierto el sistema de salud pública y, muchas veces, no se pueden curar las gripes normales o una infección”, alertó Iza y recordó que en las distintas comunidades rurales “se ha fortalecido el sistema de salud ancestral”, de sanación con los saberes medicinales heredados en el tiempo.
Sin embargo, “con este tema del coronavirus, si se presentara un caso (en el sector rural) se generaría pánico” entre las comunidades, añadió al enfatizar que “se ha decidido estar en la chacra”, pero en aislamiento “para evitar el contagio”.
Además, aseguró que es necesario que el sistema financiero suspenda temporalmente el cobro de los créditos a los campesinos que dependen de esos préstamos para la producción agrícola.
Para Iza, en estos momentos de crisis se deberían “rescatar los principios de los pueblos indígenas: Los principios de solidaridad, de reciprocidad, de ‘randi y randi’ (‘dando y dando’, en quichua)”.
El autoaislamiento en los hogares puede generar “desabastecimiento de productos agrícolas” y por ello es necesario que haya un “fortalecimiento de la ruralidad. El Estado es el único que puede sostener la producción campesina”, agregó.
“Esta crisis no podemos seguirla pagando” los sectores menos favorecidos y son, más bien, los “grandes grupos económicos” los que deben aportar a la solución de los problemas, como retribución ante las grandes ganancias que han acumulado, sostuvo Iza.