Dante inicia la Divina Comedia con dos versos de gran belleza:” en medio del camino de la vida/ me vi de pronto en una selva oscura” Así el hombre eterno peregrino se encuentra en el sendero de la evolución y ha sentido miedo ante la negrura de su sombra. La historia de épocas muy remotas ha quedado escrita en las rocas y en el tiempo milenario. Por esto la vida es una crónica y el hilo de nuestra continuidad genética llega pasando por la humeante charca que dejó la marea en el planeta y aún estaba por cubrirse de árboles y hierba viviente, luego vinieron la aleta, la garra, el simio. Tal historia la llevamos escrita en nuestros propios huesos y la sal que llevamos en la sangre está vinculada con un mar muy antiguo por lo tanto el pasado sigue viviendo en nosotros. En la mitad de la jornada nos hemos encontrado ante las tinieblas de una selva oscura, provenimos de una noche mucho más vasta que nos formó para realizar este viaje y así dio forma a nuestra mente y nos proveyó de nuestra carga pero también de nuestro apoyo. Antes de nosotros otros seres solitarios se han hallado ante la misma puerta y una sombra similar debió retroceder ante ellos. Para quienes buscan respuestas finales no hay ninguna en cuanto a la vida y a la muerte, poco sabemos de ellas y sigue siendo una gran incógnita.
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