Y pensar que…

…pasamos de la acumulación al consumismo, y del consumismo al despilfarro, del despilfarro a la indiferencia y de la indiferencia al desprecio…

…pasamos del desprecio a la fobia, y de la fobia al ostracismo, pasamos del ser humano al tener para ser, pasamos del cerebro al chip y del corazón al preservativo, pasamos y dejamos que pase.

…pasamos de la cooperación, solidaria y recíproca, a la competencia y lucha por el poder, el capital y la ventaja, pasamos y en el camino normalizamos la violencia, pobreza y discriminación.

…pasamos de la caminata a la orilla del río y  del paseo familiar por el bosque y la montaña a vitrinear por el shopping o el mall, pasamos de la exuberante naturaleza al multicolor enlatado.

…pasamos de la realidad a la realidad virtual y la realidad aumentada, pasamos del contacto físico a la red social, pasamos de la palabra al emoticón.

…dejamos que la tecnología reemplace nuestra estructura de relaciones y así pasamos de las tertulias en el hogar a los chats y las redes, homogeneizamos las expectativas, pero privatizamos y elitizamos las capacidades…

Pero la vida vuelve, hoy sobre nosotros, nos enfrenta con la pública soledad de apariencias que construimos, nos muestra los profundos vacíos en que decidimos crecer, nos muestra que no solo estamos contaminando el mundo sino a nosotros mismos.

Enfrentamos una pandemia que nos muestra la fragilidad de nuestros sistemas y estructuras, una pandemia que nos muestra la contradicción de nuestras prioridades y escalas y la urgente necesidad de reinventarlas.

#QuedateEnCasa, esta cuarentena es una purga individual y colectiva, que nos convoca a profundas reflexiones, propósitos y compromisos desde la escala del yo al nosotros, entendiendo, como dijo Alejandro Magno, que: ahora más que nunca, “de la conducta de cada uno, depende el destino de todos”. (O)

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