Una rama de la Filosofía considera al ser humano centro y fin de la creación, partiendo de la importancia que la especie humana tiene en el contexto biológico de nuestra naturaleza. Mas no somos los únicos y los más importantes aunque tenemos la potestad de cambiar el curso de cada paso en la naturaleza a capricho, que usualmente tiene norte económico y no un eco respeto hacia nuestra especie y en el contexto holístico y de amplio espectro biótico. El desarrollo del milagro tiene matices extraordinarios de un lento proceso que evoluciona siempre hacia mejores derroteros con un trofeo siempre en alto llamado VIDA.
Los homínidos antecesores de la especie humana hace más de 4 millones de años gestaron al Homo sapiens, adoptando conductas diferentes hasta que en algún momento de la historia este personaje se volvió soberbio, egoísta, discordante, acaparador, monopolista y eternamente insatisfecho, que es precisamente el fruto de un materialismo extremo, no hubo tiempo para pensar que tenemos una sola vida en este mundo y que partimos como habíamos llegado, y que existen valores superiores olvidados en la conducta humana.
Nos hace falta equidad, humildad, sensatez, la ética y el respeto por el congénere y la vida en el planeta. Creo que las bestias actuaron con tanta saña en su entorno y cumpliendo estrictas normas como lo siguen haciendo hoy, ¿pero en dónde queda la razón del inteligente?
El confinamiento nos ha permito hacer un análisis de cuáles son las acciones antropogénicas que degradan al ambiente. Ciudades limpias, aire como lo tuvimos hace 15 años, ríos y mares con vestidos de transparencia, ruido disminuido en parques y avenidas, masto fauna haciendo presencia en las urbes. No somos los únicos y el planeta pertenece a los seres vivos, no únicamente al ser Humano. (O)