La necesidad por encima del virus

Cada vez las restricciones son más fuertes ante el COVID-19, lo que hace que muchos se arriesguen para sobrevivir.

La necesidad de tener uno que otro dólar en el bolsillo para alimentar a sus familias, hace que los vendedores ambulantes dejen a un lado el temor al coronavirus para salir nuevamente a las calles, plazas y mercados para trabajar. Este fin de semana, se observó esta situación en los diferentes sectores, pese a las prohibiciones gubernamentales.

En las proximidades de la Unidad Educativa Manuela Garaicoa, en el puente del Vergel, en las avenidas 24 de Mayo, 12 de Abril y Remigio Crespo, y sobre todo, en los exteriores del Mercado 9 de Octubre, los ambulantes reaparecieron, unos con ventas de productos de primera necesidad y otros con las de mascarillas, además de los artistas callejeros.

“Desde el lunes pasado, retomamos la venta de los limones en la Av. 24 de Mayo, porque ya no tenemos para la comida, y peor aún, para el arriendo, lo que no nos esperan”, indicó Luis Fonseca, un venezolano que desde hace dos años llegó a Cuenca.

Fonseca manifestó que con sus hijos (mayores de edad) son conscientes de los peligros que afrontan con la expansión del coronavirus, “pero sino trabajamos como sobrevivimos”. Recalcó que laboran desde las 08:00 hasta las 13:00, esto una hora antes de que inicie el toque de queda establecido por el Régimen para evitar complicaciones con las autoridades.

Inversión

La papa en sus diferentes variedades es uno de los productos más apetecidos en la ciudad para elaborar un sinnúmero de platos. Jaime Chanaluisa, oriundo de Chimborazo, pero residente en Cuenca por varios años, salió a vender en libras y quintales el producto.

“Generalmente, recorremos los barrios y más sectores de la ciudad vendiendo la papa, pero en esta oportunidad nos quedamos fuera del Garaicoa para vender los quintales que tenía almacenados, porque se dañan luego de 15 días”, expresó.

Recalcó que la situación está difícil con la pandemia, porque a más del riesgo de contagiarse del virus, no puede trabajar y generar ingresos para su familia.
“Quiero vender todos los quintales que me sobran para quedarnos en casa, y tener dinero para poder comer algo por lo menos”, señaló.

Las disposiciones actuales son claras en la restricción de movilidad, sin embargo estos casos demuestran una realidad que viven quienes no cuentan con trabajos fijos, lo que no se puede esconder. (BPR)-(I)

VINCULADA

Aglomeración en la 9 de Octubre

A diferencia de las dos historias citadas anteriormente donde las ventas se efectúan en sitios separados, en los exteriores del Mercado 9 de Octubre sucede todo lo contrario aunque existen controles por la Guardia Ciudadana.

Tanto el sábado como domingo pasados, la calle Mariano Cueva otra vez se llenó de vendedores, parecía un día normal de feria, pues todos necesitan laborar.

Ángel Guayas, pese a que tiene un local pequeño en la intersección con la Sangurima, muchos de sus productos los promocionó en la acera. Manifestó que sino abre su local, con qué comen sus hijos que están en casa.

Asimismo, Jimmy Maya, vendedor de mascarillas, dijo que antes de las medidas emergentes, se dedicaba a vender comida de forma ambulante, “ahora no lo puedo hacer, y opte por vender las mascarillas para ganar algo de dinero que me permita sobrevivir”.

Andrés Mazza

Periodista y fotógrafo. Escribe sobre cultura, educación, migración y astronomía.

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