En tiempos de cuarentena, los jugadores del Deportivo Cuenca cumplen a rajatabla el confinamiento para vencer al Covid-19. En su cuenta de Twitter, el club publicó fotografías de 12 jugadores, tres se muestran de forma peculiar: Pedro Larrea está en la cocina, Rafael Viotti presenta a su hija sobre su espalda; y Lucas Mancinelli demuestra que es amante a la lectura.
Actualmente lee “El Soñador del Sueño”, un libro encaminado a la bioneuroemoción escrito por Enric Corbera. Busca en el lector “modificar la forma de ver y entender la vida”, a cambiar de percepción a partir del darse cuenta “que lo que nos ocurre no es consecuencia del azar sino la manifestación de una programación inconsciente”.
De los jugadores extranjeros que llegaron este año al Expreso Austral, Mancinelli es el que tiene más minutos en cancha: alrededor de 340, en los cuatro partidos disputados hasta la fecha. Le sigue Viotti (328), Bruno Foliados (310) y Gustavo Alles (270) que no pudo presentarse en la primera jornada por acarrear una suspensión de la liga uruguaya.
No tiene problemas para jugar de lateral, pero se siente más cómodo de volate extremo como se viene desenvolviendo bajo las directrices de Tabaré Silva. Es un jugador que le gusta pisar el área rival o bien llegar a la línea de fondo y sacar el centro. Ya demostró lo letal que puede llegar a ser si le dan espacios, frente a Liga de Portoviejo cuando asistió por derecha para el gol de Foliados.
En sus inicios en el balompié profesional resignó prestigio y dinero por tener regularidad. En 2011 estuvo en Lanús, dirigido por Gabriel Schürrer, extécnico morlaco. Al no tener oportunidades, bajó a Tercera Categoría para jugar en el Atlanta con el cual ascendió a la B Nacional (Segunda Categoría). Eso le sirvió para después afianzarse en la Primera División.
La falta de regularidad o las lesiones
jamás le hicieron renunciar al fútbol
Mancinelli nació hace 30 años en la capital bonaerense La Plata. Gusta del pescado. Aunque no tiene suficiente espacio en su departamento, se da modos de cumplir con la planificación que les envió el preparador físico Javier Solís. Espera pronto adquirir una cinta para correr y así no perder tanto la condición física.
Las lesiones, por jugadas fortuitas, le han dejado profundas huellas. En 2012 sufrió la rotura de los ligamentos y meniscos de su rodilla derecha. Volver a las canchas le tomó nueve meses. Después, por un cabezazo sufrió una triple fractura del pómulo derecho. Aunque no se le nota, durante la operación le colocaron dos plaquetas de titanio y le reconstruyeron la piel. Cuando jugó en Temperley lo apodaron “Robocop”.
Una de sus últimas lesiones graves fue en 2018. Sufrió un desgarro en la zona oblicua del abdomen luego de realizar un giro durante una práctica de fútbol. (BST)-(D)