RELIGIÓN
La bendición a multitudes en espacios abiertos y templos, los confesionarios llenos, los actores con trajes lilas, púrpuras, blancos, cafés, celeste y rosados, todo fue ayer sólo una imagen del recuerdo en la mente del pueblo católico; algunos revivieron estas escenas en sus salas, con videos y películas en las salas, y otros comentaron entre sí y nada más.
A las 10:00 desde la Catedral, Radio Católica transmitía el rezo del Viacrucis presidido por Monseñor Bolívar Piedra, acompañado de algunas religiosas. “Este Viacrucis es el recorrido de Jesús junto a los enfermos del COVID 19.
Nuestro Señor se acogió a la pena de muerte, en el caso del contagiado estamos ante otra historia, un día empieza a toser, se siente mal, los síntomas coinciden con la enfermedad, llega al hospital y no le atienden, más inquietud, el mundo se hunden bajo sus pies, es el momento de asociarse al sufrimiento redentor de Cristo, de asumir lo que se vive desde una lectura creyente de la realidad, en todo momento, en la salud y en la enfermedad estamos llamados a cumplir la voluntad de Dios”, dijo el religioso.
Así, la pandemia del COPVID 19 ha paralizado todo, demostrando un poder del que no han podido libarse países pobres ni subdesarrollados. Y obligó a vivir una Semana Santa diferente, pero no apartada de Dios.
Más, cerca de las 14:00, los feligreses salieron presurosos a los balcones, otros a las terrazas y otros se asomaron a las ventanas, para recibir la bendición que venía desde las alturas con el Santísimo, de parte del Arzobispo de Cuenca, Marcos Pérez, quien sobrevoló la ciudad a bordo de un Helicóptero del Ejército.
El Jesucristo
“Triste en la casa, sin poder hacer nada de lo que he hecho por 14 años consecutivos, sólo le pido a mi Dios que no me pase nada, que me libre de esta pandemia del coronavirus para poder el próximo año actuar con más fe y devoción”, dijo Marco Pintado, al comentar cómo le tocó pasar el Viernes Santo.
Marco es el actor que dese hace 14 años viene personificando a Jesús en el tradicional Viacrucis que se desarrolla cada año desde la zona de los Tres Puentes hasta la plaza de Turi. Esta vez rezó el Viacrucis con su familia en casa y compartió la fanesca.
Debido a la pandemia del COVID 19, este año tampoco hizo su traje como lo hacía cada año con anterioridad a la Semana Santa, pues según su relato cada año la túnica es nueva porque la que usa en el recorrido del camino al calvario, al llegar acaba destruido y empapado en su sangre, por los azotes que recibe en de quienes fungen de soldados romanos que lo llevan al Calvario para su crucifixión, mientras los devotos van rezando el Viacrucis.
Esta expresión religiosa del Viernes Santo, es la más grande de Cuenca y la provincia, constituye una tradición católica que la organizan las autoridades de la parroquia eclesiástica y quienes profesan la devoción al Señor de la Buena Muerte, en la parroquia rural Turi, ubicada al sur de la ciudad.
Una manifestación similar es la que se ha venido viviendo por años en la parroquia Paccha, también del cantón Cuenca, donde ayer solo contados feligreses arreglaban el templo y las campanas el repique anunciando el inicio del toque de queda.
El cantón Guachapala, que también cuenta con un amplio elenco de actores que surgen cada año de entre los feligreses para celebrar un Viacrucis viviente, este viernes se acogió a la calma y silencio.
Esta vez, año 2020, todo fue distinto, no hubo devotos ni en las calles ni iglesias, ni actores ni azotes, ni lágrimas ni gemidos, ni lamentos. Tampoco vendedores formales e informales.
En Turi, la más famosa parroquia del Víacrucis, solo una triste bocina con cantos religiosos, recorrió las 24 comunidades a bordo de una camioneta anunciando, el paso del sacerdote párroco Enzo Amato, quien daba la bendición a los feligreses con el Santísimo en sus manos.(AZD)-(I)
RECUADRO
Llamado a reflexionar
“Todo está suspendido, se organizó el recorrido de nuestro párroco el padre Enzo Amato en un carrito con una banderita blanca y un crespón rojo junto al Santísimo, en señal de esperanza de que la sangre de Cristo nos libere de esta pandemia que vivimos y de la que Turi es la parroquia más golpeada”, expresó Paúl Pañi, presidente del GAD Parroquial.
El dirigente lamentó que el haber contagiados de COVID 19, lejos de ser un motivo de refuerzo de la solidaridad y unión, haya sido una motivación para el divisionismo y agresividad incluso contras las personas que ya bastante tienen con la lucha que les toca para ganarle a esta enfermedad.
“Hubo casos incluso de amenazas con incendiarles, pero me alegró tanto la llamada de dos de los infectados hace dos días, diciéndome que están por salir de la cuarentena ya sanos, y esperamos con la ayuda de Dios poder tenerles a salvo a todos. Que esta Semana Santa haya sido un espacio para la profunda reflexión como seres humanos”, expresó.