La Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) analiza un nuevo formato para la Superliga Femenina 2020, aunque algunos clubes han solicitado la suspensión de la misma, generando un rechazo total de parte de las involucradas. Dicen ser conscientes de la situación actual por la pandemia del Covid 19, lo que no comulgan es la falta de equidad en la toma de decisiones de parte de algunos clubes.
“Por qué no sugieren el desarrollo del torneo con otra modalidad. El tema es buscar una solución… Esto tarde o temprano iba a pasar, es lamentable que se agarren de esta situación triste para poder retirar el apoyo. Creo que allí podemos darnos cuenta cuáles son los equipos que realmente hacen un proyecto porque conciben el fútbol femenino y cuáles lo hacen por obligación”.
Con esta reflexión, Eddisson Méndez, director técnico de Carneras UPS, lamentó la solicitud de algunos clubes para que no se juegue la Superliga Femenina. “Por qué no sugieren lo mismo con la LigaPro…, obviamente es el tema económico… El comunicado de los diferentes equipos dice que, por precautelar la salud de los jugadores y cuerpos técnicos, dan entender que los que juegan la LigaPro son inmunes a la enfermedad que estamos viviendo. Ese tipo de cosas son las que generan molestia, inconformidad”.
Méndez sostiene que son conscientes de la realidad y que la prioridad actual es la salud y vida de las personas. Lamenta que algunos clubes se hayan apresurado en tomar decisiones vulnerando la equidad.
“Nosotros pedimos que cuando haya las garantías del caso, se realice el torneo. Somos conscientes que no va a ser la misma modalidad… La única situación que podría justificar la suspensión es que la FIFA o Conmebol emitan un comunicado que digan que en 2020 se suspende el futbol femenino a nivel internacional o se suspende la Copa Libertadores que está para final de año y eso no ha cambiado”.
Según Méndez, Carneras UPS tiene contratos sólo con la panameña Yerenis De León, la venezolana Geismar Cabeza y las guayaquileñas Joseline Piguave y Alison Ochoa, quienes tienen el permiso de sus padres para permanecer en Cuenca.
“Ellas viven en una zona por Rancho Grande, están muy alejadas de la ciudad, eso les permite estar tranquilas, seguras. La Casa Club de ellas es tipo hacienda, tienen una cancha de fútbol casi reglamentaria, guardia. Cada vez que les falta la comida, diferentes miembros del cuerpo técnico les dejan lo que necesitan”.
La UPS y la Prefectura del Azuay ratificaron su apoyo y ha hecho menos pesada la carga económica. A los refuerzos, “les hemos dado un porcentaje de su sueldo, no la totalidad, para que puedan mandar a sus familias. Somos conscientes que si ellas juegan o piden dinero es porque realmente necesitan”. (BST)-(D)