El Gobierno ve destellos de que lo peor del COVID-19 ya puede haber pasado

Después de un mes de aislamiento y una grave crisis sanitaria, Ecuador espera haber llegado a la cima de la curva de contagios, sobre todo en la castigada Guayaquil, y que a partir de ahora se aplane, aunque las medidas de normalización tardarán «meses» y conducirán a un nuevo tipo de «normalidad».

Así lo manifestó a Efe la ministra de Gobierno y presidenta del Comité de Operaciones de Emergencia (COE), María Paula Romo, al interpretar los indicadores que el Gobierno analiza en sus evaluaciones después de un mes de crecimiento vertiginoso en los contagios.

«En la línea de tendencia acumulada ya vemos una especie de aplanamiento en la curva, que llegó a su parte más alta y que ahora se ha estabilizado», dijo.

Pero también destacó una mejoría en las estadísticas de contagio en el momento de los primeros síntomas, una reducción de la presión sobre los sistemas de emergencia y las llamadas a servicios de telemedicina para el COVID-19.

AL BORDE DE 8.000 CONTAGIOS

Ecuador reportó este miércoles un índice de contagio de 7.858 casos y 388 fallecidos oficiales, aunque hay otros 582 probables.

Esas cifras sitúan al país andino en la cuarta posición en América Latina por contagios después de Brasil, Perú y Chile, y en la segunda por número de fallecidos, después de Brasil.

Las cifras han sido particularmente castigadoras en Guayaquil, donde hace tres semanas colapsaron los servicios sanitarios de forma estrepitosa y la acumulación de cadáveres en calles y domicilios originó una crisis humanitaria de proporciones desconocidas en la historia de la ciudad.

«Efectivamente ha sido un mes muy difícil para Ecuador, en términos de salud, económicos, un país paralizado en producción y en el comercio y con el precio del petróleo por debajo de la mitad del calculado para el Presupuesto General del Estado», abundó Romo.

Aunque precisó que los indicadores les inducen a pensar que en Guayaquil, que aún agrupa la mitad de los positivos del país, ya se ha llegado «a la parte más alta de la curva».

Y preguntada sobre la crítica situación en esa urbe, apela a la proporcionalidad porque, dice que «el mundo entero no ha podido evitar la propagación del virus».

«NINGUN PAIS ESTABA PREPARADO»

Ecuador confirmó su primer caso de coronavirus el 29 de febrero y doce días después decretó la emergencia sanitaria y el 16 de marzo el estado de excepción.

La imagen del Gobierno por sus anuncios casi diarios sobre las estadísticas, Romo, 40 años, llegó al Ejecutivo de Lenín Moreno en un reajuste ministerial en agosto de 2018, convirtiéndose desde entonces en una de sus más estrechas colaboradoras.

«Muchas personas criticaron que nuestras medidas eran muy tempranas, nos dijeron ‘todavía no es momento’, pero efectivamente siempre es más fácil cuando uno lo mira en retrospectiva«, señala.

Conjetura que el regreso a Guayaquil de miles de turistas de países contagiados -debido al verano austral-, y el desacato a la orden de autoaislamiento, propagó la pandemia entre la población.

«Tuvimos miles de personas detenidas por incumplir estos aislamientos, en 30.000 ocasiones la Policía ha ido a hoteles o casas de quienes tenían orden de aislamiento«, matiza.

Y recuerda que el Gobierno fue incluso demandado por algunos de ellos por supuesta «violación de su libertad a la movilidad».

10.000 PRUEBAS POR RESPONDER

Ante las críticas por la falta de insumos médicos, que según ella, le costó el puesto a la exministra de Salud, Catalina Andramuño, Romo cree que «ningún país del mundo se preparó para una pandemia de esta magnitud» y que los mismos debates se dan en Italia, España, Reino Unido o EEUU.

«Teníamos las alertas como las tenía el mundo desde tres meses antes. En algunas provincias las precauciones fueron suficientes. En Guayaquil ninguna lo fue, y ya habrá el momento para evaluar«.

Después de la importación masiva de test que al principio no estuvieron disponibles, los servicios de salud de Ecuador tienen aún alrededor de 10.000 pruebas por responder.

Sus resultados darán en los próximos días una imagen más clara de la situación sanitaria, pero la clave para Romo sigue siendo aislamiento social.

«No significa que no va a haber más contagios, lo que pensamos es que el momento de mayor cantidad de demanda de servicios de emergencia ha pasado», zanja.

UNA «NUEVA NORMALIDAD»

Los análisis llevaron esta semana al Gobierno a poner en marcha un sistema de «semáforo» que permitirá ir encendiendo de manera progresiva el parón social y económico, aunque Romo advierte que «no es que vamos a regresar a como vivíamos en enero o febrero».

«Tenemos que adaptarnos a una ‘nueva normalidad’ con COVID«, sostiene antes de avanzar que quedan «muchos meses» sin que probablemente haya eventos masivos, o «muchas semanas» con la circulación interprovincial restringida.

En ese sentido, los colegios en la Sierra (régimen europeo) seguirán cerrados hasta final de curso, y el inicio del año lectivo en la Costa en mayo será virtual.

Como prioridad, Romo aspira a reactivar las actividades productivas y comerciales y advierte que el «semáforo» no será «un marco de interpretación» personal sino un indicador de «prohibiciones y permisos». EFE

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