El desproporcionado índice de fallecimientos en la provincia de Guayas en la primera quincena de abril abre interrogantes sobre el verdadero alcance de la pandemia en Ecuador, cuando la Organización Mundial de la Salud pide a todos los países esclarecer sus cifras.
De acuerdo a las autoridades, hay un desfase de unos 5.700 muertos en la provincia del Guayas, la más castigada por el coronavirus -con más de 6.000 de los contagiados a nivel nacional, que superaron la barrera de los 9.000-, y donde habitualmente mueren unas 2.000 personas al mes por diversas causas.
Tras cruzar cifras con diferentes instituciones del Estado, «tenemos aproximadamente 6.703 fallecidos reportados en estos 15 días de abril en la provincia del Guayas», dijo el jueves el jefe de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), Jorge Wated.
E indicó que está «disminuyendo» el número de muertos en los hospitales, lo que es una «medida muy alentadora», pero que la cifra de fallecidos reportados en otros registros parece ser mucho más alta de lo normal.
Teniendo en cuenta que el «promedio usual mensual (en Guayas) es de aproximadamente 2.000 personas», el desfase a estas alturas sería de unos 5.700 muertos por encima de lo habitual, lo que Wated atribuyó a «diferentes causas: Covid, presunto Covid y muertes naturales».
Unos cálculos que no son «tan ciertos» para Byron Villacís, exdirector del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), ya que en una pandemia «hay muertes que no ocurren pues hay cuarentena» y se reducen los accidentes de tránsito (de alta ocurrencia en Ecuador), hay menos riñas y homicidios.
Según la ministra de Gobierno, María Paula Romo, no se podrá conocer la causa real de todas las muertes pues «no se están aplicando pruebas a todas las personas que murieron», pero sí «un protocolo de recolección de datos para poder tener causas posibles,».
Recogen así algunos datos de la familia, de quien ha estado cerca para poder saber cuántos de los decesos son atribuibles a COVID-19.
CERTIFICADO DE DEFUNCIÓN
La cantidad de fallecidos en Guayas, la negativa de algunas funerarias a trabajar por temor al contagio y problemas en los cementerios, provocaron a finales de marzo un colapso del sistema funerario, que derivó en que muchos tuvieron que convivir días con los cadáveres de sus familiares en casa.
Ello obligó al Gobierno a crear la FTC para avanzar en el levantamiento de cadáveres, y a cambiar el sistema de suscripción de actas de defunciones para agilizar su entrega.
Una decisión cuestionada por Villacís, quien recordó a Efe que internacionalmente se sigue un proceso estandarizado para conocer la causa de una muerte, con una persona especializada que firma el certificado de defunción.
Al «relajar» el procedimiento en medio de la emergencia por el COVID-19, -dijo- lo que antes tenía que certificar un médico, «ahora lo puede hacer cualquier funcionario público, un policía», y por ello será «muchísimo más difícil o va a tomar años,» determinar la causa de la muerte.
Mientras el Gobierno avanza en sus intentos por mejorar el tema sanitario, Villacís cree que Ecuador vive «una crisis de salud pública generalizada» y urge al esclarecimiento de los datos pues las cifras oficiales de contagios le parecen muy conservadoras.
CIFRAS Y DECISIONES
El pasado 2 de abril, cuando oficialmente había 3.163 contagios y 120 muertes por COVID-19, el presidente, Lenín Moreno, pidió que se transparente la información «por dolorosa que esta sea».
Y apuntó: «Según los investigadores científicos, con toda seguridad, hoy tenemos decenas de miles de contagios y ya cientos de vidas cegadas por este virus».
Aunque se desconoce si los miles de decesos en Guayas la primera quincena de abril fueron por COVID-19, para Villacís el haber revelado esta semana la «grave» cifra de fallecidos en esa provincia es «un paso», pero «pequeñito».
Y advierte de un «gran problema» en torno a la falta de transparencia sobre protocolos de cómo se contabilizan los muertos y el número de pruebas realizadas, así como por la calidad de los actuales certificados de defunción, elementos claves para la toma de decisiones, más aún, durante una emergencia sanitaria.
Por ello, le parece complejo que en la misma semana en que se revelara la alta cifra de fallecidos, el Gobierno haya comenzado a hablar de la posibilidad de aligerar poco a poco las restricciones para ciertos sectores, con planes piloto para reactivar la economía.
«¿Cómo vamos a controlar ahorita si ni siquiera el número de muertos podemos contar bien?», se preguntó Villacís.
Tomar decisiones sin información fidedigna -dijo- es como si se apagara el panel de control de un auto en movimiento y, sin datos de su funcionamiento, se decidiera acelerar e ir por caminos más peligrosos. «Eso es lo que están haciendo ahorita», advirtió.