¡Sobradez!

Una de las acepciones que el DLE da a la palabra sobrado es *valentón, arrogante*. Los términos hacen referencia a cualidades del comportamiento humano, pero las anteriores se refieren a degradación de estas virtudes cuando prima la ostentación y la prepotencia. El ejercicio del poder político tiene como meta contribuir al bien común de los integrantes del Estado y la honesta administración de la riqueza con este propósito, debiendo añadirse solidaridad con los países menos desarrollados.

El presidente de los Estados Unidos, hace unos días, dio una vez más cátedra de sobradez al anunciar que suspendía la entrega de fondos de su país a la Organización Mundial de la Salud, justo en el momento en que el mundo es víctima de una pandemia ocasionada por un virus no conocido y la solidaridad tiene alta prioridad en los Estados. Estos organismos internacionales están financiados por contribuciones de los Estados miembros, cuyo monto varía según las condiciones económicas de cada uno, y la OMS es la que lidera el alivio a la pandemia.

No hay Estados ni organizaciones internacionales perfectas, pone como pretexto de esta decisión el mal manejo del problema por este organismo. No contamos con suficientes elementos de juicio para juzgar este pretexto, pero su decisión pretende ostentar la gran riqueza de Estados Unidos y asustar a los otros países al suspender la contribución. La evaluación de la gestión de la OMS debe hacerse luego.

Esta actitud nos recuerda prepotencias en el pasado de algunos monarcas absolutos que pretendían ser reyes del mundo. Como premio a esta gestión, el presidente norteamericano merece una corona. No estaría mal que la tome del *coronavirus*.

REM

REDACCION EL MERCURIO

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