En la prosperidad y en la crisis la unidad siempre es el fundamento de toda sociedad organizada. Hoy más que nunca es imprescindible pensar y actuar con solidario compromiso, no es momento de figuraciones ni regionalismos. Nada debe desviarnos del camino de la solución. Si a la crisis moral y económica heredada y a estas horas, la caída a -0 USD del precio básico de cada barril de petróleo, sumamos el factor imprevisto y nefasto de la pandemia, con mayor empreño debemos actuar en función del interés superior de nuestro país, todos, desde la Amazonía, la Cordillera a las planicies de la Costa y Galápagos, tenemos que poner el mayor tesón para salir adelante. La crisis de la salud es un doloroso episodio con la enfermedad y la muerte de miles de hermanos ecuatorianos, las secuelas sociales de grave conmoción humana se proyectan con su sombra, pero precisamente ante estas realidades pongamos la fe y la esperanza para con creatividad y sentido de superación emprender en las respuestas necesarias y con empuje trabajar por días mejores. Precisamente es el momento de planificar la solución.
El Gobierno ha hecho bien y actúa con la necesaria previsión, la guía presidencial y la actividad oportuna del Vicepresidente y los ministros que están en la línea de la solución y de la responsable acción, los proyectos de ley de orden humanitario y financiero presentados por el ejecutivo, deben ser aprobados por la Asamblea con los ajustes necesarios que se propongan y el aporte consensuado de trabajadores, empresarios y sectores sociales organizados, siempre con la mirada en el bien común.
El gobierno tiene la palabra y la decisión. Todos debemos aportar con la cuota que nuestra capacidad nos permita, así es y debe ser, con sentido de solidaridad y justicia. ¡Saldremos Adelante! (O)
