Aunque ningún país del mundo estuvo preparado para enfrentar la crisis humana, sanitaria, social y económica por el coronavirus, la afectación de la pandemia en el sector cultural, por la situación previa del país, es “devastadora”, señala Juan Martín Cueva, director de cine documental.
Encuentra lógico que la entidad oficial para las artes, patrimonio y cultura apunte a un plan de contingencia para un retorno a la normalidad. Pero ese no debe ser el objetivo de los trabajadores de las artes y la cultura, opina. Porque esa “normalidad” puede ser, justamente, el problema.
Al contrario, llama a retomar la utopía y aplicarla. En la primera fase de enfrentar la emergencia, los artistas y agrupaciones de toda índole, deberían organizarse para apoyar “a los que peor la están pasando.”
Para las fases siguientes (reactivación y sostenimiento) “nuestra voz, experiencia y participación son fundamentales” y los servidores públicos no puede ignorar lo que en el sector se plantee.
Lo actores culturales deben tener claro que la política es determinante y deberían interesarse en ella, participar, aportar, criticar, más no ser indiferentes. La pandemia ha demostrado que hay “una institucionalidad débil y una situación del sector cultural en gran medida informal, inestable y precarizado”, dice el cineasta en un artículo en la revista Línea de Fuego”.(AVB)-(I)
