Una decisión técnica

EDITORIAL│

La decisión sobre cuándo deben levantarse las restricciones generadas por la pandemia del Covid-19, debe ser de carácter técnico y no político. Así se han pronunciado varias autoridades que son las que tienen que tomar esas decisiones y está muy bien que así procedan. Una decisión basada en conveniencias políticas y no técnicas, sería desastrosa pues como bien se ha insistido en estos días, podría llevar a un recrudecimiento de la ola de contagios con toda la secuela de dolor y pérdida de  vidas humanas que ello supone.

Con la experiencia acumulada desde finales de febrero en los distintos países del mundo, existe ya un cúmulo importante de conocimientos sobre cómo y cuándo proceder en el paso de de una etapa a otra. Los indicadores científicos que llevan a esa toma de decisiones parecen ser bastante claros. Una aplicación del mayor número posible de pruebas genera resultados que permiten tomar decisiones acertadas. La evolución de datos sobre el número de personas contagiadas, es otro indicador. Sumados esos y otros elementos, las autoridades disponen de datos confiables para resolver lo que mejor corresponda a cada localidad.

La decisión del gobierno central de delegar a cada gobierno local la facultad de mantenerse o cambiar de fase, es positiva pues esos gobiernos de cercanía son los que mejor conocen la situación de sus ciudades y provincias. Pero, para una buena decisión deben contar con todos los datos. Las decisiones no pueden ser generales para todo el país. Algunos cantones tienen buenos indicadores y otros tienen serios problemas. Hay medidas generales que deben mantenerse como las restricciones al tránsito interprovincial. Pero las actividades en algunos sectores deben reabrirse en aquellos lugares en que los indicadores lo permitan. La economía no puede primar sobre la salud en las decisiones, pero ignorar que hay gente desesperada por falta de ingresos sería craso error.