OPINIÓN│
Mucho se ha hablado, se ha escrito y se escribirá sobre el coronavirus como una plaga, un vampirismo invisible, para ello siempre hay que recurrir a la literatura, como el mito de Drácula, que estaba y está claramente ligada al miedo, a la sífilis de su época; de hecho con el “SIDA” volvieron a aparecer muchas ficciones vampíricas. Rousseau, en su tiempo indico que no hay cultura en el mundo sin vampirismo, hoy la historia recogerá, como se lucha contra la “NADA”, una enfermedad que representa el “miedo”, con el más abstracto de los horrores que un ser humano puede adquirirlo o poseerlo, cayendo en el olvido, la depresión, la indiferencia de toda la sociedad; y en el plano familiar e individual la soledad y la nada. ¡Si la Nada! contra quien se lucha, si es una enfermedad que representa el “MIEDO”.
Todos conocemos, gracias a la ciencia y la tecnología, que nos informa que es una enfermedad vírica; que se ha vuelto política, solo que las consecuencias políticas se derivan de la plaga, claro está: El ensayo sobre la ceguera de José Saramago, sobre el vano intento de la sociedad y su burocracia por hacer frente al horror y su inutilidad del modelo del sistema económico. Creo que a muchos, que creemos en un mundo más humanizado, que lo único que nos mueve es el deseo de desencantar al monstruo del consumismo, de exorcizar, mediante el conocimiento, la solidaridad entre seres pensantes sin “miedo”, a un modelo donde el miedo se quede, en las profundidades del olvido.
Alguien que abrió una hoja de cálculo, sé pregunto hace algunas semanas ¡Cuantos han muerto! Pero las cifras no cuadran, esas personas; lo desconocemos, y no aparecen en las hojas de cálculo; no están completas y pasaran muchas fechas… «Miedo”. Pero no hay que sucumbir al “Miedo” (O)