La activación minera, comercio bajo estrictas normas de seguridad y restricciones severas en la movilidad, son parte de las acciones que desde hoy reinician o se profundizan en Camilo Ponce Enríquez, cantón costanero y más lejano de la provincia del Azuay.
El último jueves, el Comité de Operaciones y Emergencias (COE) Cantonal de Ponce Enríquez, presidido por el alcalde Baldor Bermeo se reunió con los representantes barriales, comunitarios y parroquiales para resolver el mantener el semáforo rojo con ciertos cambios, frente a la emergencia sanitaria por el COVID-19, que lleva más de 50 días con la paralización de las actividades en el país.
La Ponce, como muchos la conocen, a lo largo de la historia se caracteriza por ser un cantón cuya economía radica en la minería, fundamentalmente en la explotación de oro de manera subterránea como a cielo abierto, esta última ha afectado aparentemente los ríos debido a los procesos de extracción.
“La reactivación minera se dará de manera paulatina con controles rigurosos, ya que toda empresa que quiera reiniciar sus actividades tendrá que cumplir con todos los estándares establecidos, y estar al día con sus pagos, tanto de regalías como patentes que nos servirán para seguir ayudando a la gente en la pandemia”, citó el alcalde Bermeo.
Puntualizó que entre los estándares tienen que trabajar con el personal que se ha quedado en las empresas o personal de la zona, “no queremos que venga gente de otros lados como siempre traen”, además de presentar al COE Cantonal los protocolos de cómo manejarán el cuidado de su personal, sino lo hacen, no podrán trabajar”.
Para Patricio Vargas, presidente de la Cámara de la Minería del Azuay, desde el inicio de la emergencia se suspendieron el 70 % de las actividades mineras, y las pocas empresas que laboraron se dedicaron al mantenimiento y vigilancia de las instalaciones. Comentó que a esto se sumó la falta de explosivos, ya que los militares no pueden hacer la custodia porque están dedicados a la emergencia.
Vargas aseguró que le preocupa la resolución del COE Cantonal que no permite el cambio de personal proveniente de otros cantones, “nosotros trabajamos en la modalidad 22/8 (22 días de labor y 8 de descanso), los trabajadores que están desde marzo allí, deben cambiarse…Mucha gente viene de los alrededores, de Pasaje, Machala, Guayaquil incluso de la parte baja del Azuay para laborar en los campamentos”.
Recalcó que esto va a generar más conflictos para la ejecución de las actividades mineras, a pesar de que las empresas cuentan con protocolos de seguridad para su personal.
Por otro lado, la paralización minera y la época invernal, para algunos moradores, ha disminuido un poco la turbiedad de las aguas en los ríos y para otros sigue igual.
Roberto Peña, morador del cantón, dijo que especialmente el río Guanache se mantiene con el mismo color, tal vez, porque siguen trabajando en las canteras o en la zona de Bella Rica. “Me sorprende ver el río así como siempre, pensé que bajaría el tono para parecerse al río Gala que nunca ha sido afectado por la minería, y no está contaminado”.
El Alcalde dijo que como COE Cantonal priorizan el cuidado a la naturaleza en el trabajo minero para lo que requieren el apoyo del Ministerio del Ambiente (MAE), Senagua y Arcom para recuperar ríos como: Siete (límite con la provincia de El Oro), Guanache, Villa (en proceso de remediación con los mineros de la zona), y Chico.
Ambiente
En un recorrido en la cabecera cantonal, se evidenció que la mayoría de las calles están cerradas con montículos de tierra y rocas para evitar la circulación vehicular, dejando una sola vía de acceso y salida a la cabecera urbana.
La venta de productos de primera necesidad en las tiendas y más locales se realiza respetando el distanciamiento de 1,50 a 2 metros entre las personas, quienes usan las mascarillas respectivas como una medida para evitar los contagios; incluso la feria de agroproductores de los sábados se trasladó a los viernes, y solo con productores locales y de las zonas más cercanas.
María Guamán, productora del sector, dijo que para servir a los clientes se cambió de fecha, más que todo para no desabastecer a los ciudadanos. “Las ventas se realizan con mascarillas, gel, alcohol, pero por lo caliente del clima, evitamos los guantes”.
Recalcó que las ventas ya no son como antes, “la feria no se la puede hacer como es debido, pues existen severas normas de prevención que debemos cumplir, y no se las puede extender por mucho tiempo por el toque de queda”.
La atención médica está garantizada, además se realizan fumigaciones y desinfecciones permanentes, por citar existe un túnel de desinfección en el centro de acopio de kits de alimentos instalado por las autoridades. Además, se reiniciarán obras como: construcción del puente sobre el río Guanache, adoquinado en la comunidad Zhumiral, recapeo en la vía a Bella Rica, entre otras. (BPR)-(I)