El sector de la construcción pone manos a la obra

Un guardia con un inusual objeto recibe a los visitantes, residentes y obreros del proyecto habitacional Praderas de Bemani. Apunta con un termómetro tipo pistola a quienes entran y si no presentan fiebre procede a desinfectar el vehículo para permitir su acceso.

Esta medida es una de las varias que adoptó la constructora RHR, a cargo del proyecto inmobiliario, elegido para un plan piloto con el que la construcción empieza el retorno ordenado de sus actividades en el Azuay.

La presidenta de la Cámara de la Construcción de Cuenca, María Cristina García, sostiene que este plan piloto permitirá poner a prueba los protocolos de bioseguridad recomendados por el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) Nacional.

“En caso de que no existan inconvenientes de salud y técnicos, estas acciones serán replicadas por otros constructores para la reactivación paulatina del sector” indicó la dirigente.

Por el momento ningún otro proyecto está habilitado para reiniciar labores y las cadenas de proveedores como ferreterías o bloqueras, solo pueden atender mediante ventas a domicilio. La contratación de mano de obra también está restringida.

El representante de RHR, Santiago Hidalgo, indica que han tenido éxito en estos primeros días de aplicación de medidas, gracias a la responsabilidad de los obreros y la  implementación de planes de seguridad sanitaria.

“Nuestros protocolos están a disposición de otros constructores, que pueden visitar Bemani y sacar las mejores conclusiones para reactivar sus propios proyectos” dijo Hidalgo. “No es tiempo de egoísmos” afirmó.

 

Medidas

Las disposiciones de bioseguridad asumidas por la constructora para retomar sus actividades no son pocas.

Desde las 06:00 los trabajadores empiezan a llegar a la obra. Quienes tienen vehículo pueden traer máximo a un compañero consigo, para los demás hay una furgoneta con alcohol antiséptico y con reglas para el distanciamiento.

Todos pasan por un primer filtro en la garita que consiste en la aplicación de un termómetro de pistola y la desinfección de los vehículos.

Al llegar al área de trabajo reciben un chaleco y casco que son desinfectados a diario, una mascarilla nueva para garantizar su protección, se les rocía alcohol y esperan órdenes a 2 metros de distancia cada uno. También está prohibido fumar.

Una vez que el jefe de cuadrilla cumple con el mismo protocolo por el que pasó su equipo, todos se cuadran en un patio y rezan de memoria las 4 cuatro obligaciones para el trabajo.

Debemos usar mascarilla, lavarnos las manos, mantener la distancia y no tocarnos la cara” vocean todos al unísono antes de tomar sus herramientas debidamente desinfectadas e iniciar sus labores diarias.

Trabajan de 07:00 a 15:30 en tres turnos de 22 personas, esto para mantener la distancia. Al mediodía tienen un espacio para el almuerzo en un amplio comedor en el que solo pueden comer dos personas por cada mesa larga.

Cada uno tiene su casillero en un área a la que también ingresan cuidando la distancia, ese es el último espacio de contacto en la obra ya que tras cambiarse se lavan las manos, se desinfectan y se retiran de inmediato a sus hogares de la misma forma en que llegaron.

Para mantener su salud monitoreada, la empresa ha instalado un dispensario médico donde los obreros reciben un chequeo constantes a través de su ficha médica.

También se ha implementado un área de aislamiento para que si alguno de los trabajadores llega a presentar síntomas, quede por completo aislado del resto hasta su traslado a un centro de salud con los cuidados sanitarios del caso, explica Hidalgo.

La meta de la constructora es terminar 104 departamentos hasta enero del 2021. Serán los primeros de la ciudad en ser construidos y puestos en venta bajo esta nueva normalidad de los cuencanos. (JMM) (I)

REM

REDACCION EL MERCURIO

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