Una nueva modalidad de estafa ha aparecido con la pandemia del coronavirus o Covid-19. Las víctimas son personas que tienen familiares principalmente, en Estados Unidos (EE.UU.).
Juan Pablo Medina vive en Cuenca y es uno de los afectados. El sábado le llegó un mensaje al WhatsApp de alguien que se hizo pasar por su tío Oscar, que reside desde hace unos 15 años en Long Island, New York.
“Vi en la foto del WhatsApp y era mi tío… Decía que lo había detenido la migración cuando iba al trabajo y que estaba en una cárcel con varias personas con el virus y que le daba miedo contagiarse…”, contó.
“Me dijo que le habían permitido contactarse con un familiar y que necesitaba 1.200 dólares para regresar a Ecuador en un vuelo humanitario o sino que se quedaba encerrado y podía morir allí…”.
Asimismo, le envió un número de cuenta de un banco nacional y un número de celular de un abogado que supuestamente estaba encargado del trámite en Ecuador para que pueda retornar.
Medina se convenció e hizo una transferencia del monto solicitado. “Me sorprendieron, pues uno escucha reportes de que a diario mueren cientos de migrantes por coronavirus, y eso a uno le afecta…”, mencionó.
Se dio cuenta de la estafa luego de varias horas cuando logró contactarse con otros allegados que también residen en EE.UU., y le confirmaron que su tío estaba en casa y que nunca había sido apresado.
Algo similar le ocurrió a Andrea Urgilés, a ella también le llegó un mensaje por WhatsApp supuestamente de su prima Lorena, quien vive en Chicago, en EE.UU., desde hace unos cuatro años.
“Me escribió que le habían despedido del trabajo y que el señor de la casa que arrendaba le quitó todo incluso el celular… Llamé al número que me estaba mensajeando y me contestó, y me convenció que era ella…”.
Urgilés acudió a una agencia bancaria que está a pocas cuadras de su casa y retiró los 800 dólares que le había solicitado su supuesta prima. En la misma entidad bancaria hizo el depósito a una cuenta que le dio.
En la noche consiguió contactarse con su prima y se percató que había sido estafada. Al día siguiente regresó al banco, pero le dijeron que nada se podía hacer pues se trató de una transacción voluntaria.
A Jessica L., le sucedió algo igual, pero ella ventajosamente se dio cuenta de que se trataba de una estafa y no entregó el dinero que le solicitaba quien se hacía pasar por su primo.
La historia fue similar: su supuesto familiar, que reside en EE.UU., le dijo había perdido su vuelo de regreso a Ecuador y le dio un contacto del responsable del aeropuerto para que se comunique.
Incluso le envió un carné del funcionario, que era el encargado de equipajes extraviados, para que se contacte con él y coordine la entrega del dinero. (CSM)-(I)
RECOMENDACIONES
Juan Fernando Moscoso es investigador en redes sociales y plataformas de comercio online. Para él las estafas a través de medios digitales cada vez son más frecuentes, pero se denuncian menos.
A decir de Moscoso, los delincuentes utilizan información personal de las víctimas para cometer los ilícitos. “Por decirlo así nosotros mismos les facilitamos la información para que nos roben…”, manifestó.
Y por eso recomendó no publicar en redes sociales información personal y tampoco compartir públicamente en plataformas números telefónicos ni direcciones.
En el caso de WhatsApp mencionó que una de las alternativas para prevenir estafas es que la comunicación sea con videollamada pues eso facilita reconocer al interlocutor.