OPINIÓN|
Traer vidas al mundo, siempre ha sido una labor aplaudida por la maravilla de la vida en decisión. En medio del caos, de la pandemia y de sistemas caducos e inhumanos; las mujeres siguen brindando vida y esperanza a un mundo que anhela cambio. El trabajo de madres y trabajadoras sanitarias ha significado que miles de sueños se hagan realidad, luceros de paz nazcan y ápices de transformación surjan; más allá de la evolución que genera la deconstrucción de roles de género en maternidad, decidir dar a luz en medio del caos es evolucionar el sistema y la vida. A pesar del riesgo, las circunstancias y la incertidumbre; madres y parteras continúan en la lucha por la vida; ellas no son heroínas, pero sí son ejemplos de resistencia ante la orfandad gubernamental, el nudo del temor, la soledad de apoyo y el aislamiento de políticas sanitarias en equidad. Todos los planes se han nublado y las mujeres han tenido que afrontar cada pandemia de violencia y enfermedad. Han tenido que estar solas y hacer frente no solo al covid-19, sino a la maternidad decidida que viven en el momento, bajo la condición de contagiarse o sacrificarse por la evolución de la vida. (O)