OPINIÓN|
Es imposible describir, cuando nos confinan por una pandemia, sin recordar los miles de compatriotas cuyas vidas se ha cobrado; es imposible no compartir el dolor de las familias de aquellos inmigrantes, que ayudaron a construir nuestro país con sus remesas. Es imposible no imaginar la terrible soledad de esas últimas horas. Me es imposible comprender porque las Autoridades desconocen el número real de fallecidos. Es imposible olvidar que los fallecidos no son números, ni tampoco curvas o pendientes. Es imposible NO gritar que son seres humanos…
Imposible evitar, alzar la voz para exigir que esta pandemia que tantas vidas se está cobrando hayan conciudadanos, que como ratas que son animales astutos, intuitivos y audaces, hayan en nuestro país: “las ratas de la pandemia” para realizar sus negociados, sin ningún respeto al dolor ajeno, allí están los casos de medicinas e insumos sanitarios y cobranzas por cadáveres; estos sapos, como bichos repugnantes a cuyo lomo cabalgan los miserables.
Es imposible olvidar que hemos defendido la necesidad temporal del confinamiento que podría haberse prevenido, pero es imposible aceptar que lo aprobado como temporal, se transforme en estructural, por falta de previsión, particularmente en el campo agrícola. Sera imposible olvidar a los miles de pequeños agricultores, que vienen trabajando en la primera línea del frente de esta cruenta batalla por la alimentación diaria, para que las despensas no estén desabastecidas; así como a los médicos y sus auxiliares que ponen la cara para combatir la enfermedad.
Es imposible olvidar, si no recordamos lo vivido, a ese motor incansable dador de vida, a esos seres, que en tremenda crisis, nos acogen con sus sabias enseñanzas. Feliz día de las Madres. (O)