OPINIÓN|
En la década corrupta de la falsa “revolución ciudadana”, la audacia y el cinismo pudieron más que la dignidad y la ética, que generalmente no se observan en la práctica política, en especial en los países mal desarrollados que viven bajo las sombras del populismo y de los falsos profetas.
El país de la bonanza y del despilfarro correísta, es un espejismo, pues el gobierno anterior no dejó nada de fondos, poca institucionalidad, infraestructura que no sirvió para superar la producción de bienes primarios, tampoco dejó un sentido de país, ni en la ciudadanía ni en las élites. Eso sí, nuevos ricos, a punta de mentiras y robos repetidos hasta la saciedad.
El Stress de la pandemia del covid- 19 viene provocado por varios factores: como: la incertidumbre sobre el estado de salud propio y el de los otros, las consecuencias a nivel laboral, el distanciamiento social y la ansiedad, pueden afectar el bienestar mental de las personas.
En la Antigüedad por prejuicios sociales, los locos eran escondidos en sótanos y túneles; sus familiares negaban su existencia. La locura abundó durante siglos, desde un lugar donde la crueldad era consentida.
La tecnología actual ha facilitado para que los orates salgan de sus escondites, y puedan deambular y hablar libremente.
En tiempos en que la humanidad sufre uno de los mayores flagelos, un expresidente ecuatoriano anda suelto en el viejo continente, con el rostro desalmado y los ojos desorbitados, dando órdenes a sus parásitos, algunos exiliados en otros países, para que redoblen el pánico que está instalado por la pandemia del coronavirus.
Es indignante ver como un orate desde un ático atiborra de Twits, azuzando a sus fieles lacayos para que inunden las redes presentando imágenes de tiempos pasados y otros lugares, Endosándolos al nuestro. Locura sin nombre.
El loco que gobernó nuestro Ecuador en la década robada es un auténtico déspota que se devora a sí mismo en la borrasca de su locura.
Lo que actualmente hace daño al Ecuador, no son sólo virus o bacterias, son la galopante corrupción, la impunidad, la codicia, el egoísmo y la sin verguencería, vectores de estas plagas, que robaron el dinero con el que se hubieran salvado muchas vidas arrebatadas por el coronavirus. (O)