Paola Bravo: las manitos empiezan a sentir esas ganas locas de volver a la roca

La escaladora y andinista azuaya pasa el confinamiento en el cantón Oña. Su futuro próximo está en Italia

“Veo todas mis huellas digitales otra vez, más definidas que nunca, y las manitos empiezan a sentir esas ganas locas de volver a la roca”, cuenta la escaladora y andinista cuencana Paola Bravo después de cumplir más de dos meses de confinamiento. Lo que más extraña es la escalada en roca, por lo demás “he tenido la oportunidad y el privilegio de estar en el campo”.

Bravo está en el último proceso de ser la primera cuencana en conseguir la certificación como Guía Profesional de Montaña. Tiene que aprobar el módulo alpino y terminar de llenar el denominado “libro de ruta” algo parecido a lo que en la aviación llaman “horas de vuelo”, es decir, acumular experiencia cumpliendo determinados requisitos.

En el módulo alpino los aspirantes aplican sus conocimientos de los módulos anteriores y aprenden a tomar sus propias decisiones sobre el terreno. El curso se desarrolla en las montañas del Ecuador durante tres semanas consecutivas con evaluadores nacionales y/o extranjeros.



Por la pandemia de la covid-19 las actividades se suspendieron y mientras la reactivación es incierta en este campo, la deportista de 25 años ya se fijó un nuevo horizonte por lo que aprovecha al máximo la compañía de sus seres queridos en la comunidad Zhila, del cantón San Felipe de Oña, a 110 km al suroeste de la ciudad de Cuenca.

La Ingeniera en Biotecnología está gestionando la visa y completando los trámites respectivos para ir a Italia por dos años a estudiar la Maestría de Manejo Ambiental en Zonas Montañosas.

El viaje se daría entre los meses de agosto y septiembre lo que ampliaría su permanencia en la Escuela de Guías de Montaña (ESGUIM), pero es algo que no le inquieta porque al estar en Europa podrá ir a Los Dolomitas -cadena montañosa de Italia- y ganar experiencia.

Paola está convencida que el turismo en las montañas tardará en reactivarse, pero ve con gran satisfacción como en la gente se ha creado esa motivación por salir a hacer deporte al aire libre y aprovechar las diferentes montañas y senderos que tiene el Ecuador.

En abril tenía reservado un vuelo a México, pero por el confinamiento tuvo que postergar su plan de realizar una gran pared. Pero está latente a mediano o largo plazo escalar El Gigante e ir a la Patagonia con dos amigas más.

Al momento dice estar feliz porque ha podido mantenerse en su hábitat, estar rodeada de naturaleza, hacer actividad al aire libre, aunque ya siente ese cosquilleo por ir a escalar. Pero prefiere respetar los protocolos y quedarse en casa ayudando incluso en el negocio familiar.

Se trata de Ecuaminerales, una empresa que se dedica a la venta de productos para la industria agrícola, pecuaria y también para las mascotas. “Mi rutina en el campo es bastante entretenida. Hago algo en la huerta, corro, cocino y con el teletrabajo tratamos de sacar adelante el negocio familiar”, indica muy entusiasmada. (BST)-(D)