OPINIÓN|
No existe imaginación posible para comprender tanto “detalle” de tantas viejas realidades en la que se encuentra envuelta toda la sociedad ecuatoriana. La recesión económica estaba ya en marcha en el país, la crisis sanitaria vino a acelerar esta situación y a mostrarnos, sobre todo, la peligrosa descomposición ética que nos ha puesto al borde del caos y la descomposición social. ¡Qué coraje!, resulta que la verdadera pandemia era la corrupción y ésta es la que nos está matando. Los ecuatorianos estamos cansados del robo permanente a las arcas fiscales, diferentes colectivos sociales, entre ellos los periodistas, han emprendido campañas para exigir transparencia, agilidad y romper los cercos de impunidad que acompañan muchos casos de corrupción y que protegen a los llamados “peces gordos”; pero, además, para exigir garantías en la realización de su trabajo pues gracias a periodistas y medios de comunicación, hemos podido conocer la albañal en que se han convertido algunas instituciones públicas. ¡No a las amenazas a la prensa! ¡Basta ya!, es el grito indignado que crece en todos los rincones del país. (O)