Los países latinoamericanos están obligados a mantener el cuidado de salud de los pacientes oncológicos en medio de la pandemia por coronavirus para que sus vidas no se vean doblemente amenazadas, aseguró el doctor Abelardo Meneses, director del Instituto Nacional de Cancerología (Incan) de México.
“Debemos establecer criterios, los pacientes que se puedan programar (hacerlo) pero no abandonarlos en sus esquemas de tratamiento. La atención del paciente con cáncer se debe seguir otorgando porque el cáncer no espera”, explicó.
En entrevista con Efe, Meneses señaló que la COVID-19 transformó de manera súbita la manera en la que las instituciones trabajan con los pacientes que padecen algún tipo de cáncer en la región.
“Nos enseñó a cómo conducirnos, con qué normas debemos cuidar al paciente y qué recomendaciones damos a los pacientes”, manifestó el experto, quien recordó que el cáncer representa la segunda causa de muerte en la población latinoamericana.
De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en América Latina y el Caribe hay 1,2 millones de personas con algún tipo de cáncer, lo que resulta muy preocupante dado que, según estudios en China, más del 28 % de los pacientes con cáncer que contrajeron el coronavirus murieron, comparado con el 2 % del total de pacientes.
El experto señaló que, por ello, la lucha contra el cáncer ha representado un reto para los sistemas de salud de Latinoamérica, especialmente porque muchos de ellos deben seguir contando con sus tratamientos pese a la pandemia.
Agregó que en México, por ejemplo, se han cambiado los protocolos para pacientes que requieren cirugías, pues todo paciente debe ser aislado durante 14 días previo a su operación y dos días antes se hospitaliza y se le realiza la prueba de la COVID-19.
En caso de que la prueba salga positiva se reprograma la cirugía y si sale negativo se procede a la misma.
Esto se hace para evitar que un paciente asintomático se opere, pues en algunos países se ha comprobado que de estar contagiados con coronavirus pueden tener complicaciones post operatorias “e incluso llegar a la muerte”, manifestó.
Si bien Meneses aceptó que ningún sistema de salud en el mundo estaba preparado para enfrentar una pandemia como la del coronavirus, explicó que Latinoamérica pudo prever con anticipación el impacto que podría tener el virus en pacientes con cáncer.
“Viendo que era más letal el reto lo convertimos en éxito o lo hemos tratado de convertir en éxito, fue más rápida la reacción y al haber mucho temor por la enfermedad nos hizo reaccionar de manera más eficiente”, aseguró.
Agregó que se empezó a trabajar para entender el nivel de contagio del virus con lo que se ha aprendido “a reorganizarnos y trabajar más en equipo” al aislar a los pacientes oncológicos para evitar que fueran los más afectados.
De acuerdo con Meneses, entre el 1,5 % y el 7 % de pacientes con coronavirus también padecen o padecieron cáncer, sin embargo, señaló que una de las características de estos pacientes es que, debido a su enfermedad, suelen ser más cuidadosos en su salud.
“Creo que el impacto al paciente con cáncer puede ser incluso menor, porque el paciente sabe cómo cuidarse en casa”, manifestó.
PREVENCIÓN SIGUE SIENDO LA CLAVE
El especialista manifestó que una de las lecciones que ha dejado la pandemia es que en Latinoamérica resulta de vital importancia trabajar en el cuidado y prevención de las enfermedades no transmisibles como la obesidad, la diabetes y la hipertensión.
Afirmó que “desafortunadamente” este virus tiene predilección por células que están en el corazón, el riñón, los pulmones, los vasos sanguíneos y las células que revisten esos vasos sanguíneos.
“Por eso la mortalidad cae predominantemente en esta población y es muy claro cual es la población más afectada”, enfatizó.
En Latinoamérica, dijo, de 100 personas que mueren, 20 son por enfermedades vasculares, 16 por complicaciones de diabetes y 14 por cáncer.
Por ello, insistió, los países deben trabajar en fomentar la prevención de este tipo de enfermedades e informar a la gente sobre los riesgos de padecerlas.
Del mismo modo, aseguró, se debe trabajar en mejorar el acceso a la detección oportuna, ya que un estudio realizado por el Incan reveló que, en promedio, el paciente una vez que tiene síntomas dura 7 meses en llegar al tercer nivel de contacto (especialista) “y es una oportunidad perdida”.
Finalmente, recalcó que no se puede bajar la guardia, ni perder el foco de atención en el cáncer, especialmente porque después del coronavirus los pacientes seguirán padeciendo la enfermedad y necesitarán de especialistas, detección oportuna y atención “y si bajamos la guardia puede haber más consecuencias”, señaló. EFE