La música como herramienta para enfrentar la pandemia

Cuando inició la emergencia sanitaria en Ecuador, y con ello el aislamiento obligatorio y el toque de queda que dejó en silencio a muchas ciudades, pueblos y comunidades, la incertidumbre se apoderó de cada una de las personas.

En un principio, dado el paso a la cuarentena, la mayor parte de los habitantes creyeron que solo duraría 14 días, pero conforme avanzaba el tiempo, el encierro se extendió. Aquello provocó una situación nunca antes vista en el país: crisis sanitaria, crisis económica y crisis personales.

Y, sin embargo, también sucedió algo que no se había visto: músicos de todo el mundo empezaron a cantar y transmitir sus conciertos a través de las plataformas digitales. Y para esta ocasión no hubo melodías tristes sino sonidos acompañados de esperanza.

De igual manera se empezaron a usar canciones como himnos. Por ejemplo: en España, 30 músicos grabaron el tema Resistiré, que en su momento fue compuesto por Manuel de la Calva, miembro del grupo Dúo Dinámico, y escrito por el periodista Carlos Toro Montoro.

Resistiré fue dedicado para todos los españoles que, entre marzo y abril, sufrieron las consecuencias de la pandemia. La música, una vez más, se había convertido en la compañía perfecta.

Música de Ecuador

En Ecuador no hubo excepciones. Bandas, músicos, grupos y orquestas, en el aislamiento y desde sus hogares, empezaron a grabarse para luego mezclar las pistas y publicar en una sola mediante Facebook.

Uno de los primeros en alentar a los ecuatorianos a través de la música fue el grupo Jayac. Los integrantes cantaron desde sus casas el famoso “Juyayay”, no sin antes enviar un mensaje a la población para que resista el encierro.

Luego, a lo largo de los dos siguientes meses, docenas de cantantes compartieron sus trabajos. Pop, rock, reguetón, música clásica, entre otros géneros compuestos por los músicos ecuatorianos se mostraron.

“En el imaginario nos queda el sonido de la música. Músicos se han sentado en su estudio y nos han dedicado horas de conciertos. Y yo creo que eso nos ha permitido minorar lo que ha pasado en la pandemia”, opina Catalina Ordóñez, directora de la agrupación cultural Siembrarte.

Catalina, cada año, organizaba una serie de conciertos de música popular Latinoamericana a través del evento “Mi Pueblo canta”. En este 2020 no se realizará, no obstante, el próximo 1 de julio se cumplirán los 15 años del primer concierto realizado en Cuenca, y por ello se compartirán las presentaciones que se han llevado a cabo a lo largo de todos estos años.

La música como salvación

Colectivos y direcciones de cultura también han compartido la música que se hace en el país, esto, como una herramienta para afrontar el encierro de los dos últimos meses. Un ejemplo de ello es la Dirección de Cultura de la Universidad de Cuenca, que empezaron a publicar semanalmente los distintos productos culturales creados en la ciudad.

“No solo la música, el arte y la cultura en general han sido estrategias fundamentales para mirar al futuro con esperanza. Y además aportar por la vida como el bien más importante en nuestras sociedades”, dice Jackie Verdugo, directora de la Dirección de Cultura.

Para la psicóloga María Augusta Vega, la música va directamente al cerebro para influir en las emociones de las personas. Por eso el de su importancia y de los resultados que se tienen al escuchar una canción.

“Ahora hay tanta variedad que uno puede escuchar en las distintas plataformas. Y lo mejor, en estos tiempos, es escuchar la música que nos motive o que nos relaje. Siempre ayuda”, dice Vega. (AWM)-(I)

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