OPINIÓN|
En días pasado tuve la oportunidad de leer un post que decía: “En mi mente quedará por siempre una de las frases más tremendas de la pandemia que me llego por WhatsApp: Yo pensé que los pobres saldrían a asaltar y robar los supermercados por hambre, pero han sido los políticos los que han salido a robarse el dinero del hambre de los pobres”. Qué exposición tan temeraria y fuerte, pero que para nada se aleja de la realidad que lastimosamente hemos tenido que evidenciar. No sabremos hasta cuando deberemos soportar el cinismo la desvergüenza y la bajeza de un grupo de personas que se dedican a robar el dinero público en épocas en donde lo que menos puede haber es desperdicio y canalización de dinero en otras fuentes que no sean las emergentes.
Pues simplemente vivimos un rumbo incierto en el país, no sabemos qué va a pasar con las condiciones laborales de muchos compatriotas, desconocemos cuantos escándalos más deberemos presenciar, tampoco tenemos claro sobre el plan de reactivación que se debería gestar para levantarnos de todo este enrollo que hemos vivido, y lo peor de todo, desconocemos si algún rato vamos a ser víctimas del contagio de este famoso COVID-19.
Más allá de cualquier condición existente, lo único que sí sabemos es que en todo los escenarios, las nefastas consecuencias la hemos vivido los ciudadanos de a pie; somos nosotros quienes nos quedamos sin medicinas en los hospitales, es a nosotros a quienes nos intentan cargas más impuestos, son nuestras familias las que deben sufrir la reducción de los ingresos, y una vez más, somos nosotros a quienes descaradamente nos han metido las manos en los bolsillos y pretenden una vez más hacernos creer que se trata de infamias y que no pueden manchar los nombres de personas inescrupulosas. (O)
