!Ataja!

Viendo tanta podredumbre y desfachatez en el manejo de los dineros del Estado, realmente que dan ganas de imitar a “Tres patines” y gritar a todo pecho ¡Ataja!, como en un intento, casi vano, de que paren los escándalos de corrupción y se termine de vaciar la enorme olla de grillos en que se ha convertido la contratación pública en nuestro país.

Se ha perdido totalmente el pudor político, ha desaparecido en ciertos individuos la posibilidad de sonrojarse. Como cuando el abogado Rosero dice que los insumos médicos encontrados en la casa de Abdala Bucaram han sido un encargo hecho por un amigo, y lo dice sin gafas obscuras o, por lo menos, desviando la mirada; o, como cuando el ciudadano Adum Ziade, dice que le han ido “robando” la avioneta, tal y cual una persona cualquiera contara que le han robado el celular o la tarjeta de crédito; o, cuando el prefecto socialcristiano del Guayas, para asombro de la sociedad en plenas funciones hasta la fecha, acusa a sus dos hijastros y a su esposa por las irregularidades en el manejo de los contratos institucionales, después de que los susodichos hace rato que ya han puesto los pies en polvorosa. Y agrega, que el desvanecer las acusaciones en su contra le va a representar como  atajar un penal, confundiendo en su mediocridad, el vaciamiento de las arcas provinciales con una mañana deportiva.

Porque ante semejantes evidencias la fiscalía del Guayas acusó a Bucaram solamente por la tenencia ilegal de armas?. Porque a los funcionarios de la empresa municipal de agua de Quito se les dictó orden de prisión, sin contemplaciones, “como debe de ser”, y a los capos de la prefectura del Guayas, un poco más, y les organizan un homenaje de desagravio, como en el tiempo del que sabemos? Cuando el juez Ordeñana ordenó el grillete para Morales, sabía ya lo de la fuga de sus familiares? No hubiera sido bueno que lo detengan, aun cuando sea en “prenda” hasta que aparezca el resto de la banda familiar? Cabe recomendar al zar manabita Daniel Mendoza, con lo embarrado que está por muy sapo, que consiga que lo juzguen o el juez Ordeñana, del Guayas o la jueza Benítez, de Latacunga. ¡Bingo! 

 

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