La capital china, Pekín, amplió hoy las medidas de control y prevención epidemiológicas en un intento de frenar la propagación masiva del nuevo brote de coronavirus detectado el pasado jueves en el principal mercado de la ciudad.
Las autoridades, que ayer se declararon «en guerra» contra este nuevo brote, informaron hoy de 27 nuevos casos en la ciudad el lunes, con lo que suman hasta ahora 106 positivos, una situación que el Gobierno municipal calificó de «extremadamente preocupante».
La vuelta a la normalidad después de que la ciudad bajase el nivel de emergencia a principios de junio ha quedado en suspenso, y la prioridad de las autoridades es impedir que el virus se extienda o que llegue a otras ciudades, para lo cual se han tomado medidas como prohibir que personas consideradas de «alto riesgo» -por ejemplo, contactos cercanos a casos confirmados- abandonen Pekín.
Así, el Gobierno capitalino ha prohibido a taxis y otros vehículos que ofrecen servicios de conducción salir de la ciudad, y quienes violen esta norma se enfrentarán a «castigos severos».
También se han suspendido rutas de autobús interprovinciales que conectan con los aeropuertos de la ciudad, según la prensa local.
Entretanto, continúan las pruebas de ácido nucleico para todos aquellos que hayan tenido contacto con casos confirmados o que hayan visitado el mercado de alimentos frescos de Xinfadi, el principal de la metrópolis, cerrado desde el pasado sábado.
Alrededor de 200.000 personas que visitaron el mercado desde el 30 de mayo han sido entrevistadas en visitas casa por casa, llamadas, plataformas de redes sociales y otros métodos, según la agencia estatal Xinhua.
Más de 100.000 trabajadores supervisan 7.120 comunidades de vecinos para evitar una propagación masiva, y 29 de ellas situadas alrededor de los mercados de Xinfadi y de Yuquandong han quedado selladas, con lo que sus residentes permanecen ahora confinados bajo estrictos controles de seguridad.
Las autoridades informaron también de que hasta este martes se habían desinfectado 276 mercados de la ciudad, así como otros 11 centros de este tipo semisubterráneos.
Uno de los mercados, el de Honglian, situado en el céntrico distrito de Xicheng, echó hoy el cierre tras confirmar un visitante que dio positivo por COVID-19, lo que provocó que siete comunidades de vecinos quedaran bajo cuarentena.
Y otros distritos de la capital como Chaoyang, Fengtai, Mentougou y Daxing han elevado su nivel de emergencia, lo que implica controles en los edificios residenciales, tomas de temperatura y uso obligatorio de mascarillas.
MIEDO A QUE EL VIRUS SE PROPAGUE FUERA DE PEKÍN
Al margen de los últimos 27 contagios detectados en Pekín, la Comisión Nacional de Salud registró otros cinco positivos en China a nivel local: cuatro en la provincia septentrional de Hebei, vecina de la capital, y uno en la provincia suroccidental de Sichuan.
Esta situación ha llevado a gobiernos locales de otras regiones chinas a imponer cuarentenas a quienes provengan de la capital china, según la prensa local, que apunta a que un contagiado confirmado en Sichuan había viajado a esa provincia desde Pekín.
Entretanto, el secretario del Comité Municipal de Pekín del Partido Comunista de China (PCCh), Cai Qi, afirmó hoy que la ciudad está en «una situación crítica, muy preocupante», y que las tareas de control y prevención son ahora la «máxima prioridad».
Según Cai, la ciudad garantizará los suministros para satisfacer las necesidades diarias de los residentes, y penalizará a negocios que traten de aumentar los precios de los alimentos.
DUDAS SOBRE EL ORIGEN DEL BROTE
En opinión de los epidemiólogos chinos, los próximos tres días serán clave para conocer la gravedad de este brote: «Si la cifra no avanza demasiado rápido, podrá contenerse», afirmó a la prensa local el experto Wu Zunyou, del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de China.
Wu también indicó que «la fuente del virus está posiblemente en productos contaminados o en la cadena de transporte», aunque hasta ahora sólo ha trascendido que el patógeno fue detectado en una tabla de cortar pescado empleada por un vendedor de salmón importado en Xinfadi.
No hay ninguna norma que ahora impida la comercialización del salmón, pero supermercados como el estadounidense Walmart han suspendido la venta de todos los productos relacionados, mientras que algunos restaurantes que lo ofrecen en la capital muestran en sus escaparates certificados sobre su procedencia.
«MÁS INFECCIOSO QUE EL DETECTADO EN WUHAN», SEGÚN EXPERTOS
Otros expertos como Yang Zhaqiu, subdirector de un departamento de biología de la Universidad de Wuhan, apuntan que el virus es «probablemente más infeccioso» que el detectado en Wuhan, la capital provincial de Hubei, donde comenzó a propagarse la COVID-19.
«El virus de Pekín es extremadamente contagioso, aparentemente mucho más de lo que fue el detectado en Wuhan», dijo Yang en declaraciones a Global Times, y añadió que, en su opinión, «se trata de un brote importado del exterior».
Mientras, el experto Wang Genghua agrega al mismo periódico que ahora hay una «comprensión muy clara» del virus en comparación con el momento en que comenzó a propagarse en Wuhan y que «la población está concienciada» sobre las medidas necesarias para atajarlo.
«Pekín no será un nuevo Wuhan, pero si el número de casos sigue subiendo y el virus se propaga a las comunidades de vecinos, podrían imponerse medidas más drásticas y sellar la ciudad», agregó.
El domingo, la viceprimera ministra china Sun Chunlan ya avanzó que se debían tomar «medidas decididas» para detener la propagación del nuevo brote, y pidió «investigaciones epidemiológicas estrictas» y un «rastreo exhaustivo» para identificar y controlar la fuente de infección.
También instó a las comunidades pequinesas a que hagan todo lo posible para detectar casos confirmados, sospechosos, pacientes con fiebre que podrían ser portadores y contactos cercanos, y ponerlos en cuarentena.
Además de las pruebas y las medidas de control y prevención, la ciudad ha intensificado la inspección de los mercados de productos frescos, cerdo congelado, ternera, cordero y productos avícolas, y se examinan otros negocios, incluidos supermercados y restaurantes, para garantizar que no circulan productos contaminados con el patógeno. EFE