La mitad de la población del planeta está expuesta a una creciente contaminación del aire, según ha revelado una investigación de la Universidad de Exeter (Reino Unido) publicada este miércoles en la revista Nature Climate and Atmospheric Science.
El equipo de investigadores, dirigido por el profesor Gavin Shaddick de la Universidad de Exeter, consiguió demostrar el aumento de los niveles de polución al que se exponen grandes sectores de la población mundial.
El estudio, realizado en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS), constató que este problema constituye «una amenaza importante, y en muchas áreas (del planeta) cada vez mayor, para la salud pública», a pesar de «los esfuerzos mundiales para mejorar la calidad del aire», dijeron los expertos.
Se examinaron las tendencias en la calidad del aire a nivel global entre 2010 y 2016, teniendo en cuenta las políticas implementadas para reducir la contaminación a corto y largo plazo.
Shaddick indicó que es «difícil» cuantificar de forma concreta los resultados de políticas específicas, pero destacó que combinar la evidencia sobre intervenciones efectivas con las tendencias globales, regionales y locales en contaminación del aire «puede proporcionar información esencial» para diseñar y monitorear futuras actuaciones.
El equipo utilizó datos de monitoreo en tierra junto con información proporcionada por satélite sobre la profundidad óptica de aerosoles (una medición de la dispersión y la absorción de luz visible por las partículas presentes en la atmósfera) y los modelos de transporte químico para confeccionar perfiles anuales de calidad del aire según países y regiones.
Los expertos destacaron que esta metodología constituye un avance importante en la capacidad de rastrear el progreso hacia los indicadores relacionados con la calidad del aire de los Objetivos de Desarrollo Sostenible marcados por la ONU, y además amplía la base de evidencia sobre el impacto de este factor en la salud.
La OMS ha estimado que más de cuatro millones de muertes anuales pueden atribuirse a la polución, que generalmente se produce por el uso ineficiente de energía en los hogares, la industria, la deforestación, el transporte y la actividad de la agricultura y las centrales eléctricas de carbón.
Aunque la contaminación del aire afecta a los países de ingresos altos y bajos por igual, aquellos con bajos y medianos experimentan una carga más alta, siendo Asia el continente con mayores concentraciones.
“Si bien las políticas a largo plazo para reducir la contaminación del aire han demostrado ser efectivas en muchas regiones, especialmente en Europa y los Estados Unidos, todavía hay regiones que tienen niveles peligrosamente altos de contaminación del aire, algunos hasta cinco veces mayores a las pautas de la OMS”, afirmó Shaddick. EFE