EDITORIAL|
Los accidentes de aviación se identifican con tragedias considerando el número de víctimas y personas afectadas que ocupaban la aeronave. La compasión del gran público acompaña a estas situaciones negativas. Contradictoriamente, en las guerras se celebra el número de aviones derribados del enemigo y concede méritos a quienes lo lograron. En tiempos de paz a veces estos vehículos aéreos se usan con fines perversos como lo han hecho los narcotraficantes y un accidente en movilizaciones de esta índole tienen un componente positivo ya que se frustró la consumación de un delito, facilitó el encuentro de los actores y ofrece indicios para conocer las redes dañinas.
Hace algunos días en territorio peruano, muy cerca de la frontera con nuestro país, tuvo lugar u n accidente de una avioneta en el que falleció una persona, pero es evidente un factor positivo ya que llevó al fracaso de la fuga de presuntos delincuentes en los sobreprecios de insumos médicos durante la pandemia que vivimos, fuga que había sido planificada con toda la “sabiduría” de las mafias. Los caporales de esta huida viajaban con nombres diferentes y documentos falsificados. El mayor presunto sufrió serios problemas, lo que hace que se encuentre en un hospital de Guayaquil y la investigación no avance al ritmo esperado.
Además de este propósito, hay delitos como la salida del país burlando las normas establecidas, el ocultamiento de identidad y la falsificación de documentos. La justicia del Ecuador tiene una compleja tarea para descubrir este complejo proceso, cuáles fueron los autores y quienes, en calidad de cómplices y encubridores, lo facilitaron. Hay una serie de historias sobre los “trucos” que usaba la mafia de Estados Unidos en los tiempos de Al Capone. En este caso parece que se trata de un operativo de un conglomerado de delincuentes que han formado parte de este ruin proceso de robos al Estado, traficando con insumos médicos en una grave crisis de salud. Está a la vista el aspecto positivo de este accidente.
