Gustavo Cajamarca tiene 30 años, es DJ, productor audiovisual y desde hace cuatro años asumió la misión de ser papá soltero.
Él comenta que en el 2016 vivió la dolorosa experiencia de ver morir a su esposa. En el sexto mes de embarazo la mujer presentó un aneurisma cerebral que le obligó a someterse a una cirugía que no resistió. Paralelamente los médicos tuvieron que intervenir para salvar la vida del niño. El nacimiento del bebé dio esperanza a Gustavo, quien agrega que desde aquel momento su vida cambió totalmente.
“Han sido cuatro años desde que mi hijo está conmigo. Es la adoración de la casa. Se llama Lucas Alejandro. Iba a llamarse Lucas Francisco, pero le pusimos Alejandro en honor a la mamá, porque se llamaba Alejandra”, relata.
Durante el primer año la crianza del menor fue bastante difícil, explica Cajamarca, dado que las malas noches, la preparación de los biberones, el aseo del pequeño y las enfermedades que surgían demandaban mucha entrega y sacrificio.
“Mi mamá y yo hemos hecho todos los roles, hemos redoblado esfuerzos para sacar adelante a mi enano. Dando gracias a Dios hemos criado a un niño sano, fuerte, inteligente, muy capaz de todo. En lo económico, académico, ha sido realmente muy duro como papá soltero, porque en las familias comunes, papá y mamá se turnan para cumplir las actividades, pero lastimosamente yo no tengo con quien turnarme”, refiere.
Más allá del vínculo entre padre e hijo, Cajamarca y el niño son amigos y comparten la mayor parte de actividades. Lucas Alejandro es su primer y único hijo.
“Fue una promesa de vida que yo le hice a mi esposa que yo voy a cuidar de mi hijo hasta que Dios me preste la vida, y lo estoy cumpliendo. Mi familia también me ha ayudado bastante (…) soy una persona con suerte”, acota.
Cajamarca también hace un llamado a los hombres que han evadido el rol de ser papá para que no se pierdan de la experiencia de vivir momentos únicos junto a sus hijos.
“Se están perdiendo la oportunidad de ser felices. A veces los hijos cuidan a los papás en el futuro, y si uno no siembra ese amor en los hijos algún día se verán acorralados por la soledad (…) algunos por el tema económico no se hacen responsables, otros por miedo a que les corten la libertad, pero se están perdiendo un tesoro muy grande. Es bonito ver cómo van creciendo y cómo cada día se van pareciendo a uno”, finaliza. (LCH)-(I)