La saga abyecta
OPINIÓN|
A principio de los años cincuenta empezó la historia de una saga abyecta que supera con creces a los vericuetos y embrollos de las telenovelas mexicanas. Un joven libanés vendedor de telas, entró a la arena política apoyando a Carlos Guevara, el fundador de Concentración de Fuerzas Populares (CFP), el que sería uno de los más grandes partidos políticos en la historia del Ecuador. Una especie de correísmo del siglo pasado en el que la lucha de los pobres contra los ricos y del pueblo contra las trincas, fue el puntal del populismo al que ellos “vanidosamente” representaban.
El principal asesor de Guevara fue el doctor Miguel Macías, el que relató en una ocasión que a quien habían escogido para reclutar en CFP no había sido a Assad, sino a su hermano Jacobo, el padre de los Bucaram Ortiz. Pero el destino intervino he hizo que se confundieran. Al fin y al cabo, ambos eran zhuros. Ya instalado en el partido, Assad no solo acabó por arrebatárselo a Guevara sino que se convirtió en un matón colosal como supuestamente lo describió Jaime Nebot Velasco, uno de sus archienemigos. Sus aspiraciones presidenciales se vieron truncadas cuando temiendo un eventual triunfo de Bucaram, el general Rodríguez Lara propició un golpe militar. Estando el país al comienzo de un “boom petrolero”, los militares no querían que la riqueza petrolera fuera manejada ni por un populista ni por la tradicional oligarquía.
Entonces, don Buca lanzó como candidato al yerno de su hermano, Jaime Roldós, el que ganó las elecciones presidenciales con las que el Ecuador retornó a la democracia. Si es que aún puede llamársela así. Sin embargo, esta saga sigue siendo el centro de escándalos de corrupción, chabacanerías y todo lo que tenga que ver con el mal gusto. Aún tengo presente cuando el expresidente defenestrado salió de Carondelet con sendos costales ¿de billetes? Y cuando su hijo rechoncho vandalizó un hotel cuencano festejando su primer millón, “trabajando honestamente” en las aduanas. Para rematar, los otros dos retoños del defenestrado, al igual que su nuera, están con orden de captura. No se puede negar que el mal ejemplo es epidémico. Los únicos respetables de esta saga son los hijos del expresidente Roldós, siendo su hija una recalcitrante opositora, irónicamente, de todo lo que representa su gente. (O)