OPINIÓN|
“Aquí Gaviota. Aquí Gaviota. Veo el horizonte, una raya azul claro. Ahí está la Tierra, ¡que hermosa es!”; exclamación de asombro, de júbilo y premonición también, que, ahora más que nunca, debe ser entendida como un llamado a la humanidad para conocer, amar y proteger nuestro hogar global, seriamente amenazado por la voracidad acumulativa a expensas de la vida.
Mirando a la Tierra desde el espacio exterior, no podemos dejar de sentir una sensación de reverencia y amor por el planeta, que es nuestro hogar, decía la astronauta rusa Valentina Tereshkova, Gaviota su señal de llamada, desde la cabina de la nave Vostok 6, el 16 de junio de 1963, en la primera misión espacial de una mujer orbitando la Tierra. –Posiblemente no pueden imaginar lo hermoso que es-, resaltaba. Y a lo mejor, es eso, nos falta imaginación, esa capacidad que hace la diferencia a la hora de enfrentar un peligro inminente, como dice Jack London en ese sugerente cuento, Encender una hoguera. La integridad de nuestro planeta está incuestionablemente en peligro por acciones irresponsables de la humanidad como son, entre otros, la tala indiscriminada de sus bosques, la contaminación de sus mares, lagos y ríos, la alteración de sus humedales, la contaminación atmosférica y los cambios climáticos derivados; pero no recapacitamos y actuamos indiferentes y hasta con negligencia, como el protagonista del cuento, que intenta una solución cuando ya es demasiado tarde.
Recordar este aniversario a más de ser un homenaje a la insigne cosmonauta y, en su epopeya, a la mujer universal, trata de ser un llamado a la conciencia de cada uno, para cerrar filas en la gran cruzada, mundial, por la defensa de los derechos de la naturaleza y, desde nuestro entorno, emprender acciones prácticas, para sanear o al menos no contaminar más, el Medio Ambiente, que ya sería bastante. (O)