Reunido de forma telemática, el Consejo respaldó el proyecto de Australia y Nueva Zelanda, el mejor valorado en el informe previo de evaluación, que ofrece expandir el fútbol femenino en toda la región Asia-Pacífico, «la de más rápido crecimiento y más poblada del mundo», con una inversión financiera «sin precedentes«.
El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, anunció la elección de Australia y Nueva Zelanda tras la votación del Consejo, candidatura que ya mereció la puntuación más alta de dicho informe -con 4,1 sobre 5 puntos-, mientras Colombia se quedó en 2,8, detrás de Japón (3,9), que retiró su proyecto en la recta final, después de que Brasil lo hubiera hecho previamente.
Antes de la elección de la FIFA hizo una evaluación técnica sobre criterios comerciales y de infraestructura y otra de los riesgos vinculados a ciertos criterios como derechos humanos y sostenibilidad, además de una descripción de las candidaturas que ha tenido en cuenta la visión y la estrategia de la organización y destaco posibles problemas, sin una evaluación técnica ni un análisis de riesgos.
Según el mismo, Australia y Nueva Zelanda ofrecen «muy buenas infraestructuras deportivas generales» y su proyecto comercial «parece el más favorable habida cuenta de los compromisos económicos de ambos gobiernos en relación con los costes operativos del torneo».
La primera candidatura conjunta con dos federaciones de confederaciones distintas ofrece, según el informe, «la oportunidad de que ambos actores se unan y colaboren con el fin común de impulsar el fútbol femenino en la región Asia-Pacífico para el primer mundial en dicha zona», aunque «una candidatura conjunta puede resultar un proyecto más complejo por implicar un operativo transfronterizo».
Las ocho ediciones previas se disputaron en China (1991 y 2007), Suecia (1995), Estados Unidos (1999 y 2003), Alemania (2011), Canadá (2015) y Francia (2019). EFE