OPINIÓN|
Con todo lo que hemos vivido en estas últimas semanas, los seres humanos en general debemos poner un alto a todo lo que fuimos hasta finales del 2019. Considerar que las condiciones que nos rodean van a ser las mismas que existían antes de la pandemia, sería un verdadero desatino de nuestra parte.
Nuestra vida se llena de varias aristas que en su conjunto forman eso que llamamos experiencia humana, y es justamente esa usanza que hemos tenido la que cambió radicalmente en mediados de marzo pasado. ¿Cuántos de nosotros aún no hemos podido abrazar a nuestros padres o hermanos?, ¿Quiénes no han salido ni siquiera a un parque a disfrutar de la orilla de un rio o respirar aire distinto al del hogar?
¿Qué vamos a hacer de aquí en adelante? ¿Qué debemos hacer para volver a ser productivos nuevamente? ¿Cómo deberemos comportarnos cuando estemos en frente de nuestros seres allegados? Son tan solo tres pequeños grandes auto cuestionamientos que deberían rondarnos y de los cuales deben llenarse nuestros pensamientos a fin de poder mirar con unos nuevos lentes a esta nueva sociedad que nos toca formar.
Es hora de construir una comunidad nueva en la de a poco dejemos de ser esclavos de nuestros vicios, en la cual temas como la corrupción sean simplemente recuerdos nefastos del ayer, en la que los gobiernos y autoridades se monten en la verdadera esencia de su cargo, la de servir al colectivo, en la que nosotros miremos con profunda afinidad y lealtad a nuestros semejantes. Seamos los actores principales de nuestros caminos en los cuales busquemos que, de una vez por todas, se piense en que seres humanos y el resto del mundo somos un todo que conforma esto que le llamamos planeta viviente. (O)