EDITORIAL|
La iniciativa adoptada en algunas partes del país para iniciar clases presenciales en los próximos días ha generado un interesante debate que debe mantenerse para buscar las mejores soluciones. Hoy la discusión se centra en una zona del país, pero conforme pasen los días, será un tema que se irá presentando en todas partes. El caso de nuestro país no es el único. Igual debate existe hoy en casi todo el mundo y las posiciones son diversas porque son diversas las circunstancias que se dan en cada lugar. En el caso del Ecuador el punto de partida es que la pandemia no está controlada y que en esas circunstancias la normalidad no puede volver en muchos campos y entre ellos en la educación.
En varios países la solución frente a la adversidad de la pandemia ha venido por el lado de la educación a través de las modernas tecnologías de la información. En esos casos se trata de países en donde las redes del internet cubren casi la totalidad del territorio y brindan acceso a un porcentaje mayoritario de la población que, además, dispone de computadoras. El caso de nuestro país no es ni lejanamente el mismo. El acceso a las redes es restringido. El porcentaje de estudiantes que dispone de aparatos electrónicos para conectarse a distancia es igualmente bajo. En esas circunstancias hay un gran número de estudiantes sobre todo en zonas rurales que no pueden recibir clases a distancia.
Frente a esta situación caben alternativas, algunas de más cuales ya se están poniendo en práctica por parte del Ministerio de Educación. Una de ellas es la educación semipresencial. En zonas en donde no hay redes de internet es posible impartir educación presencial con grupos pequeños de estudiantes para evitar contacto y contagio y hacer turnos. Unos grupos asisten unos días y otros vienen después. Son posibilidades que deben seguir mejorando. Lo que no puede hacerse es un retorno masivo a clases ni tampoco no hacer nada. Por ello el debate es bienvenido, como siempre.