Control del narcotráfico

EDITORIAL|

Durante la semana pasada, en un solo día grupos especializados de la Policía y Fuerzas Armadas descubrieron en la provincia de Manabí otra pista clandestina destinada a avionetas utilizadas por los narcotraficantes para sacar droga del país. La pista construida cerca de la población de Jama tenía características especiales por sus dimensiones y por su ubicación. Su construcción debió demandar un gran movimiento de tierras y el uso de maquinaria pesada. Sin embargo, pasó desapercibida, lo que muestra que existirían fallas en los organismos que controlan la existencia de estas pistas aéreas.

El mismo día se encontró abandonada en una playa del puerto pesquero de Anconcito una embarcación con un cargamento de cocaína valorado en varios millones de dólares. Se presume por parte de las autoridades que la embarcación quedó sin combustible o tuvo daños hasta el punto de que fue abandonada. El sábado se incautó una tonelada de cocaína en Pichincha. Son tres hechos que no corresponden a una simple coincidencia. Son un indicativo de que hay una creciente presencia del narcotráfico en el país tema sobre el cual se ha hablado constantemente. Los casos que se descubren son seguramente pocos en relación con aquellos que logran su objetivo de sacar la droga a los mercados internacionales.

En la década pasada el anterior gobierno se ufanaba de haber expulsado de la Base de Manta al equipo norteamericano que ayudaba al control del narcotráfico a través de modernas naves aéreas de reconocimiento. Lo que se mostró como una reivindicación de la soberanía, significó un aumento explosivo del narcotráfico e hizo del Ecuador un lugar rojo en el mapa internacional. El contrabando de combustible creció enormemente y generó ganancias ilícitas de millones de dólares para algunos políticos que traficaban combustibles. Quedan todavía restos huellas de esas redes de narcotráfico, vinculadas con la política.