OPINIÓN|
Al clasificar “El ejercicio” de Eliecer Cárdenas, es un relato o una asociación de acontecimientos de interés humano. En el análisis textual encontramos dos secuencias que se oponen dentro de su denotación semántica, dentro de la semántica: degradación versus mejoramiento de un proyecto humano, la primera secuencia narra la vida escolar de Emilio hasta tercer grado dentro “de los severos muros dentro de la escuela” la crueldad de los maestros que “imponen el orden por medio de golpes con la regla de madera”; la burla agresiva y los frecuentes ataques de Freyle, frente al cual no cabía una sola respuesta “La vergüenza angustiada de la cobardía cuajada pronto en resignación”; existían además las dentelladas de Rudy, el perro vagabundo, “que le obligaban a correr sin esperanza”. En la segunda secuencia Emilio ya en tercer grado supo que no podían existir cobardes”, la historia explica la acción del protagonista empeñado en luchar, “Por su felicidad y futuro”. La segunda secuencia se abre en el primer día de clases del tercer grado, un recuentro con su abrumadora humillación de los años anteriores. La primera prueba será el ejercicio de caligrafía bajo el control del hermano Arce, cuando la rabia y el esfuerzo pueden más que la lineal, precaria aplicación, logra una escritura correcta, limpia y armoniosa, “su honor y valentía se habían mantenido intactas”. Horas después en un desamparo a las 6 de la tarde, el plumero manchado de tinta se hundirá en la garganta del vientre pelado de Rudy. Cuando se alejo del lugar al día siguiente se enfrentó con Freyle cuando en pleno patio de la escuela “durante el recreo de las 10 le rompiera la nariz con el primer golpe de una larga y memorable pelea”. (O)