Las mujeres trabajan el triple por la COVID-19

Pareciera que el trabajo nunca termina: preparar la comida, alimentar a los niños y vestirlos y cuidarlos, enfrentar las largas horas frente a una computadora para responder los requerimientos por los cuales las empresas o instituciones las contrataron, mantener con cierto orden el hogar, y de paso, si es que hay cómo, educarse a través de una pantalla.

Las labores de las mujeres se han triplicado en la emergencia sanitaria. Para esto no se requiere ningún estudio. Basta con mirar nuestros propios hogares para caer en la cuenta. Sin embargo, la Organización de las Naciones Unidas elaboró un informe en el que, entre otras cosas, enfatizó en la carga de trabajo que tienen las mujeres y las niñas, y que se da por las normas patriarcales.

¿Quién no ha escuchado que las mujeres son las que deben encargarse de las tareas domésticas y de cuidar a sus hijos? Aún en pleno siglo XXI, el reglamento impuesto por una sociedad que todavía no supera la desigualdad de género está más vigente que nunca.

Según la ONU Ecuador, el cuidado de personas y hogares en el país principalmente son asumidos por las mujeres, quienes, en promedio, lo hacen por 36 horas semanales. Y esta labor no es remunerada.

“Las mujeres tienen más cosas que hacer porque están en la casa. Tienen que cocinar, tienen que lavar. Atienden a los hijos, atienden al marido. No hay responsabilidades divididas. El hecho de casarse no ha significado que los trabajos se dividan”, dice María Daniela Cárdenas.

Daniela tiene una hija de cuatro años y trabaja en una institución pública. Ella se sincera: si no tuviera el apoyo de sus padres y de su hermano, sería imposible cumplir la doble labor que tiene.

Antes de la pandemia por lo menos funcionaban las guarderías y podía encargar a su hija, pero las instituciones de cuidado tuvieron que suspender sus actividades, y ahora mismo, todo se ha vuelto una limitación.

“Nadie dice que los hombres no hagan nada. También tienen su teletrabajo o salen a trabajar, y regresan cansados. Pero pueden ayudar a cumplir con los roles del hogar”, dice Daniela.

Estudios

En esta pandemia, para Jessica Buchelli, las mujeres necesitan mucha más energía para cumplir con todos los trabajos. En su caso: quehaceres domésticos, el teletrabajo y el cuidado de su hija que tiene un año y medio de edad. A pesar de que en la institución en la que trabaja ha tomado en consideración su rol como madre, todavía es complicado.

“Realmente fue muy duro acomodarnos a todos estos cambios y tratar de hacer de la mejor forma posible. El teletrabajo te demanda estar las 24 horas disponible. Era más fácil ir a la oficina y cumplir con las ocho horas diarias”, dice Jessica.

¿Qué pasa cuando además de trabajar y cuidar del hogar está de por medio los estudios?

Ana Ochoa ya está en ello. Ella es investigadora y trabaja para la Universidad del Azuay. Y en esta emergencia sanitaria ha organizado una conferencia sobre el impacto de la covid-19 en las investigadoras latinoamericanas.

“Ya se está hablando a nivel mundial que las investigadoras han reducido sus horas laborales y eso conlleva a menos artículos, menos oportunidades de sobresalir en sus trabajos”, dice Ana, quien, como explica ella, ha decidido crear una burbuja extendida para recibir el apoyo de sus padres y suegros con el cuidado de sus hijas mellizas.

La conferencia se llevará a cabo el 7 de julio, a las 10:25, y será parte de una sesión especial de un evento sobre el cambio climático.

“Los hombres siguen con sus maestrías, continúan sus estudios, pero las mujeres, si siguen, es con limitaciones porque los trabajos no están divididos y les toca hacer muchos esfuerzos para mantenerse”, dice Daniela Cárdenas.

En algunos casos, las familias contaban con la labor de las trabajadoras de hogar y limpieza, que según la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo, en Ecuador son alrededor de 238 mil personas, y de estas, el 98% son mujeres.

Pero para ellas también su trabajo se ha complicado porque, a más de cuidar su círculo familiar, deben hacerlo con otras familias que por el momento deben limitarse por la situación económica y de salud.

Una guía para responder con igualdad

La respuesta al problema de la triplicación del trabajo de las mujeres, que no solo son dentro de los hogares sino en los centros de salud (en América Latina y El Caribe, el 74% del personal en el ámbito sanitario son mujeres) que combaten con el virus invisible, se reduce al mismo trato por igual y al reparto equitativo de las tareas domésticas.

Y aunque ello es fácil de decir, en la realidad no es así. El propio sistema patriarcal arraigado en la cultura es una lucha constante que tienen que enfrentar las mujeres. A pesar de ello, la ONU publicó una guía con recomendaciones:

  • En el ámbito laboral mostrar corresponsabilidad en la contingencia para distribuir las tareas de cuidado

  • Aclarar que los cuidados son tarea de todos

  • Mantener una conversación en el hogar para una distribución justa de las tareas

No obstante, antes de la guía, es necesario entender y desarraigar el paradigma de que el hombre no ayuda en el hogar. Todo lo contrario, hay establecer que también es su responsabilidad. (I)

Andrés Mazza

Periodista y fotógrafo. Escribe sobre cultura, educación, migración y astronomía.

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