OPINIÓN|
En todas las semanas de este tiempo he pretendido escribir sobre hechos diferentes a los de la corrupción, sin embargo no ha sido posible, porque en una sucesión que parece predeterminada se denuncian nuevas tropelías de infame autoría, que obligan a su análisis y definición penal.
Haciendo escarnio de las limitaciones humanas un sector carente de conciencia moral se dedicó a burlar la ley y al más elemental de los sentidos de respeto a la comunidad, en efecto con abuso directo de la necesaria protección del Estado a las personas que padecen limitaciones y afectaciones a su salud, se multiplicaron los discapacitados, parece que tomados a imitación de los personajes de un cuento de la época de Ali Babá hasta refinados miembros de la Asamblea, es más, futbolistas y cuenteros, fiel reflejo del mago de las finanzas que dislocó al País, con sus atracos sin límite al patrimonio del IESS y más recursos públicos, que utilizando una ley, pensada como una justa medida de protección pero que en la vía de distorsión malévola, consumaron una tropelía infame, que merece la sanción necesaria, prevista para actos de evidente corrupción. No le queda más Presidente Moreno que en especial los jueces, hagan realidad su exigencia de proceder con la cirugía mayor a la corrupción. Ya es hora!
Debemos tener en cuenta que el primer deber ciudadano es practicar la justicia y la solidaridad, pero estos mandatos son letra muerta para tanto corrupto que corroe a las instituciones y lesiona a la sociedad en sus necesidades básicas. Tengamos presente que la impunidad del corrupto es grave lesión a la gente de bien. Las elecciones que vienen deben servir para poner punto final a la corrupción lo que exige la unidad de todos los ecuatoriano que pretendemos un cambio integral. (O)