OPINIÓN|
En medio del escepticismo ciudadano marcado por la crisis, el COVID y la corrupción se establecen las primeras tendencias electorales hacía el 2021.
Una tendencia está articulada por el PSC con fortaleza en el Guayas, pero debilitado por su equivocada posición frente a los indígenas en el estallido de octubre del 2019, una desacertada gestión municipal en la crisis sanitaria de Guayaquil y los actos de corrupción en la Prefectura del Guayas. Su líder J. Nebot, ha optado por no candidatizarse, aunque su propuesta de consulta popular apunta a aglutinar fuerzas para mejorar la opción electoral. El PSC ahora con un discurso modernizado pretende posicionarse en el centro político.
Otra tendencia está nucleada por CREO, organización con influencia también en el Guayas y a la que confluirían ciertos banqueros y empresarios quiteños, posiblemente grupos de Cauce Democrático y buscaría acercarse al centro político y un sector indígena.
Una tercera tendencia se forma alrededor del correísmo, con empresarios y burócratas beneficiarios del gobierno de Correa y de los negocios alrededor del Estado, algunos sectores medios, ciertos grupos de indígenas y campesinos y del sindicalismo amarillo. Podrían darse disensos internos importantes en torno a las alianzas.
El gobierno, los restos de Alianza País, los ex Ruptura de los Veinticinco y Democracia Sí, estarían tratando de atar algunas fuerzas, y buscarían participar detrás de una alianza. Tanto el PSC, CREO, Correismo y Alianza País (gobierno) expresan matices de la tendencia neoliberal.
Otro bloque político se conforma por Pachakutik, la CONAIE, el FUT, Unidad Popular, algunos núcleos ambientalistas y de izquierda. La dispersión del movimiento indígena, campesino, sindical y social popular es enorme.
Queda el espacio, disputado, de centro izquierda y la posibilidad de que irrumpa una tendencia política social, democrática, radical, que vincule a organizaciones ciudadanas, sectores medios, intelectuales y pueblos, motivada por la defensa de los derechos humanos, la naturaleza, la justicia social, la ética colectiva, la lucha anticorrupción, y la democracia participativa y deliberativa.
Dada la situación del país se configura un escenario para el outsider dentro de las tendencias. (O)