El Gobierno planifica obras para evitar el daño en la central más importante del país
La desaparición de la cascada San Rafael, que era la más grande del país y estaba ubicada entre las provincias de Napo y Sucumbíos, fue el inicio de una serie de afectaciones a la infraestructura del país que hoy incluso amenaza a Coca Codo Sinclair, la central hidroeléctrica que más energía produce, con 1.500 kilovatios y que le costó al país USD 3.000 millones. El Gobierno planifica la realización de varias obras para evitar el daño.
Según René Ortiz, ministro de Energía, desde el 3 de febrero de 2020, cuando la cascada desapareció producto de la erosión regresiva del río Coca, inició un proceso la creación de un socavón que poco a poco se acerca a la hidroeléctrica, que antes estaba ubicada a 18 kilómetros de la caída de agua y actualmente está a menos de 15 kilómetros, es que la erosión pasó de 20 centímetros a 3.8 kilómetros, y sin obras de mitigación, seguirá avanzando.
Daño en oleoductos
El 7 de abril el hundimiento en la cascada provocó el primer daño a la infraestructura pública del país, el Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE) y el Poliducto Shushufindi – Quito tuvieron una rotura, al igual que el Oleoducto de Crudos Pesados (OCP), que tiene un manejo privado. Lo sucedido le obligó al país a declarar la fuerza mayor, ante la imposibilidad de transportar el petróleo y cumplir con sus obligaciones internacionales.
Tras la construcción de nuevas tuberías, el 10 de junio se retomó las actividades, pero los sistemas de transporte de crudo siguen amenazados, por eso Petroecuador planifica la creación de una tercera variante, que en esta ocasión se alejará aún más del río, se espera que llegue a 400 metros.
Peligro para hidroeléctrica
El hundimiento del río se acerca peligrosamente a las obras civiles de Coca Codo Sinclair, así lo señaló Gonzalo Uquillas, gerente de la Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec), quien puntualizó que existen otros problemas que también preocupan, como el caudal del agua, que en esta época lluviosa pasó de 400 metros cúbicos por segundo a 2.000 metros cúbicos por segundo, nunca antes registrados.
Además, no solo se estaría produciendo la erosión del cauce del río Coca, sino también de sus afluentes, los ríos Montana, Márquez, Quebrada Piedra Fina y Río Malo. También los taludes son una preocupación, pues los deslizamientos han generado más sedimentos que se están acumulando debajo de la cascada y podrían provocar inundaciones.
El 11 de mayo se declaró en emergencia el sector, tanto por la afectación a la hidroeléctrica como a la infraestructura petrolera, pero también por el peligro que sufre la vía Chaco-Lago Agrio, suspendida desde el 13 de junio, y los daños posibles a las poblaciones cercanas. Con esta medida se iniciaron los estudios para mejorar la situación y hoy se espera una nueva declaratoria para comenzar las obras de mitigación recomendadas por los expertos. (ASM)-(I)
Plantean soluciones
En la fase 1, Celec y Petroecuador planean la construcción, a partir del 15 de julio y por 90 días, de muros de roca para disminuir la velocidad del caudal, pero desde octubre iniciará la edificación de rampas de hormigón y roca, además de puntos de control artificiales. También se ensanchará el cauce del río. El costo estimado es de USD 20 millones, aunque Gonzalo Uquillas señaló que la cifra es discreta, se espera un costo mayor.
“Los riesgos a la central existen por eso es indispensable que tomemos las precauciones, hay que controlar la pendiente del río y para eso es necesario instrumentar las obras emergentes que buscan reforzar los saltos de agua, disminuir la velocidad del río, lo más importante es disipar esa energía que tiene”, puntualizó Uquillas.