OPINIÓN|
Una política financiera sana en los actuales momentos no parece que debe ir por un aumento del IVA (se aconseja que sea de un 2 %). Puede parecer justo que todos paguen impuestos y contribuyan al sostenimiento del sector público allí donde obtienen beneficios. Ahora bien, los expertos están conscientes de la diferencia que existe entre quiénes están en capacidad de pagar a la administración y quién lo acaba haciendo. En el caso del impuesto al valor agregado, no es difícil pensar que los beneficiarios sean las empresas por que acabarán trasladando ya sea a menores salarios de sus trabajadores o a mayores precios para el consumidor final. El impuesto seguiría cumpliendo con su papel de financiador del sector público, pero en relación con la justicia, quien tiene la última palabra es el mercado. Se llama incidencia impositiva
La actividad financiera pública no tiene que guardar diferencias con la privada, por lo tanto su filosofía debe estar expresada en la idea central de que la política financiera del gobierno, desde los gastos públicos a las cargas fiscales, desde las emisiones de deuda pública hasta el reembolso de los préstamos, desde el aumento de la cantidad de dinero a la reducción de la misma, será emprendida teniendo presentes sólo las consecuencias que estas actividades producen sobre el sistema económico y no en base a alguna doctrina tradicional acerca de lo que es justo o de lo que no es correcto. El principio de juzgar las medidas financieras de acuerdo con su funcionamiento en el sistema económico puede ser definido como principio de Finanzas funcionales.
Sostengo que reactivar la actividad económica, y con ello el empleo, demanda una política fiscal efectiva, (mejorar la recaudación de impuestos y tener un gasto publico eficiente) pero si los gastos públicos deben realizarse en función del tamaño de los nuevos ingresos; y provocan déficit, entonces la deuda es necesaria y debemos acudir a los organismos con un “espíritu conciliador, pero dejando claras, con sinceridad y objetividad, las necesidades financieras” y una propuesta clara y creíble de repago. (O)