La capital ecuatoriana, Quito, tiene siete zonas bajo un control especial de las fuerzas de seguridad y agentes municipales, a fin de impedir la propagación de la COVID-19, según anunció este viernes la titular de Gobierno, María Paula Romo.
La ministra, que preside el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) nacional, encargado de decidir las medidas para encarar la pandemia, manifestó que la medida se inició la noche del jueves.
Apuntó que los siete sectores, que no detalló, concentran el mayor número de contagios y tienen «una mayor dificultad para que la ciudadanía cumpla con las normas de aislamiento, como la mascarilla y la distancia».
La Policía se hará cargo de tres de esos sectores, mientras que otros dos serán vigilados por las Fuerzas Armadas y dos zonas adicionales por el Gobierno local.
La vigilancia se traducirá en el refuerzo de los controles y la seguridad en las calles, no solo por parte de las fuerzas de orden, sino también por brigadas médicas, que continuarán su labor de supervisar la aparición de síntomas asociados con el coronavirus entre la población.
Romo mencionó que otras ciudades del país también se verán reforzadas gracias a la colaboración del Servicio Integrado de Seguridad Ecu911 y los sistemas de gestión de riesgos de la Policía Nacional y del Ejército.
Solicitó asimismo a los municipios que indiquen al COE nacional cuáles disponen de ordenanzas sobre el uso de mascarillas en espacios públicos, a fin de poder incorporar mecanismos más estrechos de control en las calles de las ciudades.
Respecto a las reuniones de más de 25 personas, permitidas bajo color amarillo en la escala epidemiológica del país, apuntó que algunos sectores «han malinterpretado» la medida y que en lugar de que se produzcan encuentros en «burbujas sociales», se están llevando a cabo fiestas y eventos grandes, algo totalmente prohibido en el actual estado de emergencia sanitaria.
La ministra recordó que pese a que Quito se encuentra en amarillo, la disposición nunca se autorizó para la urbe.
Quito inició el 3 de junio una nueva etapa de desescalada, en la que se han incrementado los contagios, por lo que sigue bajo algunas limitaciones pese a encontrarse en color amarillo, como el cierre de teatros y cines o la suspensión del transporte interprovincial, entre otras medidas.
El Gobierno de Quito solicitó esta semana al COE nacional la autorización para adoptar nuevas medidas para contrarrestar la curva de contagios, entre ellas, instaurar la ley seca, modificar el sistema de salvoconductos o ampliar el toque de queda que rige en la ciudad entre las 21.00 y las 5.00.
Cuando la ciudad pasó a la nueva fase en la desescalada, la provincia de Pichincha, de la que Quito es capital, acumulaba el 13 % de los casos a nivel nacional, mientras que hoy supera el 18 %.
Esta última provincia sumaba hoy 11.269 positivos, 209 más que el jueves, y en torno al 90% de los casos corresponden al Distrito Metropolitano de Quito.
Ecuador registra hasta este viernes 72.444 positivos por COVID-19, con 1.079 nuevos casos respecto a la víspera, y 5.250 decesos oficiales, 223 más en las últimas 24 horas, a los que se suman 3.370 muertes probables, de acuerdo con el parte oficial. EFE