El COVID-19 remueve los cimientos del urbanismo en Ecuador

Ciudades dinámicas y abarrotadas lucieron fantasmales y taciturnas cuando la COVID-19 sorprendió a Ecuador, obligando a un confinamiento que desveló graves problemas de desigualdad, crisis de la vivienda y la urgente necesidad de reconectar a la población con sus barrios.

Más de 17 millones de habitantes quedaron confinados en sus viviendas desde el 16 de marzo en medio de una emergencia nunca antes vista en Ecuador, país que avanza en la desescalada en medio del aumento de los contagios de coronavirus.

Y aunque quedarse en casa sigue siendo una de las principales maneras de contener el avance de la enfermedad, la pandemia ha desnudado problemas de planificación urbanística, de transporte, e incluso de hacinamiento, que ha convertido a hogares en focos de contagio.

La vivienda no son las cuatro paredes

AME1169. GUAYAQUIL (ECUADOR), 06/07/2020.- Fotografía de una avenida desierta el pasado 16 de abril, durante la crisis por la pandemia de coronavirus, en Guayaquil (Ecuador). Ciudades dinámicas y abarrotadas lucieron fantasmales y taciturnas cuando el COVID-19 sorprendió a Ecuador, obligando a un confinamiento que desveló graves problemas de desigualdad, crisis de la vivienda y la urgente necesidad de reconectar a la población con sus barrios. Más de 17 millones de habitantes quedaron confinados en sus viviendas desde el 16 de marzo en medio de una emergencia nunca antes vista en Ecuador, país que avanza en la desescalada en medio del aumento de los contagios de coronavirus. EFE/ Mauricio Torres

La COVID-19 “nos ha cambiado la vida porque prácticamente la ciudad se convirtió en un espacio fantasmal, el transporte, las relaciones interpersonales han desaparecido, y los soportes materiales de la ciudad también se han transformado: edificios, casas, comercios”, dijo a Efe Fernando Carrión, experto en urbanismo.

Sobre todo -anotó- en los sectores populares, ha quedado demostrado que la viviendano sólo es el espacio que está dentro de las cuatro paredes”.

Experto en políticas urbanas, Carrión recordó el caso en Guayaquil en el que la gente se sienta en las aceras de sus casas, convirtiéndola “en la sala, en la extensión de la vivienda”.

Extrapolando datos de Lima, donde sólo el 21 % de la población de bajos ingresos tiene refrigerador, opinó que en Ecuador ocurre lo mismo: “Eso quiere decir que todos los días se tiene que ir a la tienda a comprar productos, y la tienda se convierte en la alacena de la casa”.



Por ello, con el coronavirus se ha visto que la “diferenciación que antes teníamos entre espacio público y espacio doméstico, no es (realmente) así”, dijo mencionar la relocalización del trabajo hacia la periferia como otro cambio importante a raíz de la pandemia.

Esto está provocando que los procesos de urbanización cambien de forma acelerada, según el experto, para quien la tipología de las viviendas deben modificarse en la era poscoronavirus pensando en la relación entre el espacio doméstico y el público.

La pandemia ha dejado claro que hay que cambiar la densidad de las ciudades, que se requieren más áreas verdes y más ventilación en los edificios, así como retomar el uso de balcones, propuso.

La neuroarquitectura y los parque de bolsillo

Y es que la COVID-19 ha dado una nueva lectura sobre lo que deben ser las ciudades y el urbanismo contemporáneo, a decir de Pablo Moreira, presidente de Colegio de Arquitectos de Ecuador.

“Sabíamos que existía la desigualdad, pero el COVID ha desvelado esa verdad oculta”, con hacinamientos y viviendas construidas sin pensar en el entorno ni las condiciones básicas necesarias, indicó a Efe antes de comentar que las políticas de vivienda deben orientarse a un nuevo modelo integral, con acento en la conectividad.

Se debe buscar una ciudad “más compacta”, “mucho más humana”, la llamada urbe “de los quince minutos” donde prime la aproximación a pie (lo que reduce la contaminación y los costos), pero que también cuente con un buen sistema de transporte y otros servicios.

Habla de una neuroarquitectura “coherente y consecuente con el habitante”, que dé prioridad a espacios donde las dimensiones y la cromática permitan un adecuado desarrollo del cerebro.

“La arquitectura tiene que pensar en esa calidad espacial que permite que la gente se pueda quedar en casa, no sólo en momentos de pandemia”, señaló quien cuestiona la existencia actual de una “vorágine mercantilista” con construcciones de espacios reducidos.

Para este experto con posgrado en Teoría de proyecto arquitectónico por la Politécnica de Cataluña, la arquitectura pos-COVID debe ser “mucho más humana e integral” con una ciudad con aceras amplias y con árboles, y con “parques de bolsillo”, de barrios, y no sólo grandes extensiones verdes en pocos sitios.

-FOTODELDÍA- AME829. RIOBAMBA (ECUADOR), 04/07/2020.- Una ciudadana ecuatoriana con mascarilla este sábado por las calles de las ciudad Riobamba (Ecuador). Ecuador, que supera los 61.000 contagios y 4.700 fallecidos, debe aprender a convivir con el SARS-CoV-2, un coronavirus poco conocido, muy hábil, que ha puesto de cabeza a la humanidad y que «llegó para quedarse». EFE/José Jácome

Detalles

Cambiar puertas de ingreso por unas automáticas en los edificios, modificar sistemas de ventilación, uso de materiales de fácil limpieza y donde el virus permanezca el menor tiempo posible, ampliar vestíbulos para dejar fuera el calzado, son algunos de los detalles a tener en cuenta en la era poscoronavirus.

El virus ha obligado a repensar la construcción para “llevar la naturaleza dentro de las casas”, opina la arquitecta Sandra Esparza, máster en Accesibilidad y Diseño Universal en universidades españolas de Cataluña y Jaén.

Por ello, invita a usar terrazas de edificios e, incluso, reducidos espacios en departamentos para sembrar plantas ornamentales y huertos, sin necesidad de salir de la ciudad.

“Con la pandemia nos hemos dado cuenta de que estamos trabajando de una manera poco considerada para personas de extrema pobreza o enfermas” con espacios que incrementan la depresión que ha traído también el COVID, opinó.

Convertida también en oficina y centro de recreación para los niños, la vivienda debe ser repensada con alturas considerables entre piso y techo, con buena iluminación, entrada de sol y todas las facilidades porque el virus llegó para quedarse, e incluso -dijo- se habla ya de la posible llegada de otros males y el urbanismo debe responder a esos desafíos. Quito, (EFE).- (I)

REM

REDACCION EL MERCURIO

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