OPINIÓN|
María Alejandra Muñoz alcanzó la designación como Vicepresidenta con 75 votos afirmativos, 22 negativos, 0 blancos y 38 abstenciones, con apoyo del Partido Social Cristiano y de la Revolución Ciudadana. Con la salida de Otto se esperaba que la reemplace Romo; pero 36 votos afirmativos no le alcanzaron. Varios asambleístas de la bancada oficialista se habían pronunciado que el Ejecutivo una vez más tomaba decisiones sin consultar al movimiento, no era una terna consensuada.
Quienes votaron por Muñoz se habían pronunciado por la opción de devolver la terna, pero a última hora pudo más el rechazo a la primera de la lista y evitar que sea nombrada por el ministerio de la ley. No votaron por María Alejandra, votaron en contra de María Paula. El ambiente tenso y confrontado en la Asamblea por los escándalos de corrupción jugaron en contra.
Muñoz tiene sus propios méritos como profesional con amplia trayectoria. Es una mujer joven en la que se han puesto muchas expectativas. No se trata de género, se trata de mérito, no se trata de juventud biológica, se trata de ideas frescas e innovadoras para gestionar efectivamente la política. Ojalá su figura se constituya en un canal de diálogo en la tan desgastada relación entre ejecutivo y legislativo. (O)