El mundo conocerá hacia diciembre si habrá una o más vacunas con las características necesarias contra la COVID-19, «pero entonces no se sabrá si protegerán por largo tiempo o si serán tan seguras como deben ser para ser distribuidas ampliamente, dijo este jueves a Efe el científico hondureño Salvador Moncada.
«Posiblemente las primeras vacunas que se produzcan no van a ser las ideales, van a proteger y se van a usar como emergencia, pero el segundo grupo de vacunas seguramente podrían ser mejores que las primeras», subrayó Moncada en comunicación con Efe desde Londres, donde reside desde hace varios años.
Agregó que en seis meses la ciencia ha hecho importantes avances en búsqueda de una vacuna contra la COVID-19, pero que todavía falta mucho por hacer en la lucha contra la pandemia que afecta al mundo.
Actualmente se está hablando de al menos cinco vacunas que están bastante avanzadas «de más de 100 que están en desarrollo y hay todo tipo de tecnologías conocidas, muy modernas, que están siendo probadas, de tal manera que el abanico de posibilidades es muy grande y detrás de las cinco de la cabeza hay muchas más que están entrando a fase uno», subrayó el reconocido profesional hondureño.
PELIGRO DE QUE PAÍSES RICOS ACAPAREN PRODUCCIÓN DE VACUNAS
Moncada dijo que «siempre existe el peligro de que algunos de los países ricos quieran acaparar la producción de las vacunas, como ha sucedido, por ejemplo, con el remdesivir, una de las medicinas que ha demostrado ser efectiva en el tratamiento de la enfermedad, que ha sido acaparada por Estados Unidos».
No obstante, el científico cree que se está resguardando contra eso a través de consorcios que trabajan para la distribución equitativa de la vacuna, como por ejemplo Covax, que está siendo manejada por la Alianza Gavi, que es la iniciativa internacional de las vacunas, la Coalición para las innovaciones en preparación para epidemias (Cepi) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Covax es un arreglo a través del cual 75 países, que pueden comprar la vacuna, se han asociado con otros 90, que son pobres, y han creado un fondo, con dineros propios y donaciones para manejar conjuntamente la producción y distribución de la vacuna, asegurando una distribución equitativa.
«Eso crea la esperanza de que todos los países puedan tener acceso a la vacuna, independientemente de si han contribuido o no al proceso científico o técnico del desarrollo de la vacuna», señaló Moncada, quien considera que «un fondo internacional que además hiciese la vacuna accesible a todos sin costo, sería lo ideal, pero posiblemente eso es pedir mucho».
En su opinión, la iniciativa Covax es lo suficientemente amplia para cubrir una buena parte de esa necesidad, porque están tratando de asegurar la producción de 2.000 millones de vacunas, que serán distribuidas equitativamente, lo que no solo es ventajoso para los países pobres, sino también para los países ricos, porque el número disponible con las cuales se puede escoger es más amplio.
De esa manera, los países que pueden comprar la vacuna no se comprometen desde el principio con dos o tres, sino que tienen la variedad de dónde escoger, cuando el desarrollo vaya diciendo cuáles son las mejores.
VACUNAS PARA TODO EL MUNDO LLEVARÁ MÁS DE UN AÑO
Las primeras 2.000 millones de vacunas que se adquieran mediante la alianza internacional, «seguramente no van a ser suficientes, porque la primera producción posiblemente será distribuida a sectores de la población que la necesitan más», señaló Moncada.
Añadió que la gente que está trabajando en los servicios de salud directamente tratando a los pacientes con COVID-19, está expuesta a la enfermedad, por lo que debería de ser vacunada rápidamente.
Después se debe seguir con los que tienen enfermedades de riesgo que las podrían poner en peligro, como los adultos mayores, que están siendo puestos en la lista de prioridades, y así sucesivamente.
«Yo creo que la producción de más de 7.000 millones de vacunas -para toda la población mundial- va a tomar no solo unos meses, sino que posiblemente bastante más de un año, y eso tendrá que irse distribuyendo poco a poco», subrayó el científico, recordando que «en este momento todavía no sabemos cuáles serán esas vacunas».
Agregó que «los resultados que se tienen hasta ahora son de las vacunas iniciales, hechas con tecnologías distintas, y aunque sus resultados son esperanzadores, no son definitivos».
«Desarrollar vacunas es más difícil e impredecible que desarrollar una medicina a partir de una molécula química pequeña. Las vacunas pretenden educar al cuerpo a reconocer y luchar contra la enfermedad y en ese proceso hay muchas incertidumbres», explicó.
Añadió que «la vacuna tiene que ser efectiva, darse a una población bastante grande, más del 60 por ciento para proteger a la mayor parte de gente; debe proteger por suficiente tiempo y tiene, por sobre todo, que ser una vacuna segura porque se va a usar también en poblaciones en riesgo».
NO SE SABE SI HARÁ FALTA UNA SEGUNDA VACUNA
La eventual necesidad de una segunda, o de varias dosis de la misma vacuna contra la COVID-19, es algo que la ciencia por ahora no puede responder, indicó Moncada.
«En este momento existe la preocupación de esta enfermedad, que no parece producir una inmunidad de larga duración y eso podría también suceder con las vacunas», señaló.
Dijo además que «esta es una enfermedad nueva y un virus con respecto al cual estamos aprendiendo todos los días. No entendemos completamente, ni la enfermedad ni la respuesta de nuestro organismo. Hay mucha gente que se infecta y puede transmitir la enfermedad y no tiene ningún síntoma y hay gente que no desarrolla una respuesta inmunológica».
De las más de 100 vacunas en las que se está trabajando en el mundo, al menos cinco son las que están teniendo ahora mismo un mayor avance, entre ellas la ChAdOx1 nCoV-19, de la Universidad de Oxford (Reino Unido); la Moderna, en Estados Unidos, y la Cansino, en China.
Moncada indicó que las vacunas de Oxford y Cansino son construidas sobre plataformas similares, las dos han demostrado que producen una respuesta antigénica y una respuesta celular como la que se esperaba.
«Las dos tienen efectos colaterales que no son graves, de tal manera que esas vacunas están cuello a cuello, están más o menos al mismo nivel», acotó.
Lo importante para la humanidad es que se está teniendo un abanico muy amplio de vacunas y, según expresó Moncada, «se está trabajando a un paso que hasta hace poco se creía imposible de lograr en la producción de vacunas y hay un espíritu de colaboración científica internacional sin precedentes».
«Esas son muy buenas noticias. Esperemos que intereses creados o geopolíticos no interfieran en esta experiencia que indica que la humanidad debería de trabajar en armonía para el bien de todos», apostilló el científico. EFE