Cuando falta menos de un año para el cambio de gobierno de 2021, la reciente crisis motivada por la renuncia del anterior Vicepresidente de la República, y la polémica terna enviada para reemplazarlo, en la cual una mayoría parlamentaria coincidió a pesar de sus diferencias ideológicas, en rechazar a las dos relevantes figuras políticas del régimen que ocupaban los primeros puestos, y se prefirió la tercera opción, lo cual sin duda constituye un rechazo frontal a la Administración de Lenin Moreno, inclusive por parte de algunos asambleístas de “Alianza País”.
La fragilidad y poca aceptación del gobierno, se acentuó con motivo de la pandemia, pero no solamente por la gestión un tanto errática de la crisis provocada por el COVID-19, sino por el incesante flujo de denuncias sobre corrupción, respecto a la venta de medicamentos del IESS y otros Centros de Salud Públicos, e incluso en tráfico de fundas para cadáveres, entre los principales escándalos que salpicaron al régimen, en el supuesto de que se habría negociado cuotas en los hospitales del IESS y del Ministerio de Salud, a cambio de apoyos al régimen, acusaciones que han sido negadas repetidas veces por los voceros del Ejecutivo, pero que se encuentran en investigación por parte de la Fiscalía.
La debilidad del Ejecutivo de hecho no ha provocado una crisis mayor en el ámbito político, porque las agrupaciones políticas opositoras consideran que, a estas alturas del período constitucional, y además en medio de la grave crisis sanitaria, económica y social, se debe dejar que el Gobierno concluya su mandato constitucional, en tanto las diversas agrupaciones se aprestan a la participación electoral, que seguramente será muy reñida, con el trasfondo de la pandemia y las graves carencias a las que se halla sujeta la población ecuatoriana, como es la insuficiente cobertura en Salud, la pérdida de empleo para decenas de miles de personas y la falta, en general, de perspectivas de una mínima recuperación de la economía nacional a mediano plazo, factores que han incidido en la mínima popularidad del Gobierno.