OPINIÓN|
Y no hay día en que aquella SEÑORA amanezca con una sonrisa radiante, con una mirada de esplendoroso optimismo y con su dulce voz animando lo que no siempre es propicio para una ovación. Una de tantas madres que hizo de su hogar su espacio y escuela de vida, una mujer que para perder el miedo tuvo antes que flaquear ante varios temores.
Y así lo hizo, año tras año, disfrutando los triunfos luego del costo del dolor. Siempre supo a donde llegaría y siempre supo que una piedra más en el camino es solo un desafío más, jamás claudicó… Cariñosa y valiente como ella sola sabe lo que es combatir a la adversidad, sabe que Dios y la vida es recíproca cuando no se renuncia a la primera y cuando el corazón actúa de buena fe; sin duda, un ejemplo a seguir, una mujer a quien admirar, una SEÑORA a quien valorar.
Las oportunidades de la vida se muestran como eventual albedrío para algunos, para otros tal vez sea cuestión de suerte o quizá sea circunstancias del destino; sin embargo, quien prefiere callar su dolor para evitar borrar la sonrisa en el rostro de alguien más, es digno de admiración.
Para usted SEÑORA hermosa siga haciendo de las piedras que encuentre en su camino muchas conquistas más. (O)
